Hernán Maglione
Saúl Ubaldini conserva los modales de cuando lideraba la CGT Brasil. En ningún momento oculta su sonrisa, su voz suena apagada y cascada, con cierto tono intimista. Pero cuando se adueña del micrófono para dirigirse a la militancia justicialista su gesto es serio y suena tan amenazante como en los años en que castigó al gobierno de Raúl Alfonsín con trece paros. "Ah, nos llevamos muy bien", resalta, sin embargo, cuando se refiere a su trato con el ex presidente radical. Pero incluso llega más lejos al aclarar que jamás se lo escuchará hablar mal de un dirigente, mucho menos si de un "compañero" se trata. Lo demuestra cuando, lejos de mostrarse partidario de uno u otro sector interno del PJ, afirma que "el disenso va a crear el consenso". O cuando opina sobre Hugo Moyano y Rodolfo Daer y tan sólo los califica como "dos compañeros". O cuando, de paso por Rosario, no deja de destacar la tarea del diputado nacional Oscar Lamberto y del electo concejal Norberto Nicotra, actualmente sus compañeros de bancada en la Cámara baja de la Nación. "Yo le decía a Lamberto que voy a sentir mucho su ausencia, porque la comisión de presupuesto fue un valuarte y muchas de las conquistas logradas fueron por nuestro accionar dentro del Parlamento. Lo mismo el compañero Nicotra, que ustedes tendrán la suerte de tenerlo de concejal en Rosario y nosotros vamos a tener la desgracia de perder un gran diputado", afirma, siempre con su sonrisa desplegada. -Con la liberación de Carlos Menem, ¿cómo queda el justicialismo de cara al 2003? ¿Se viene una interna sin anestesia? -Yo creo que el disenso va a crear el consenso. El pueblo quiere que no le mientan más, que se realice lo que se promete, y ahí está la seriedad y la responsabilidad. El justicialismo tiene la capacidad para hacerlo y ya se está trabajando en los planes técnicos. Queremos debatir esos proyectos, entre justicialistas y también con todo el pueblo argentino. -Uno de los temas que enfrenta al propio PJ es la posibilidad de un retiro anticipado de Fernando de la Rúa. ¿Encuentra un paralelismo con el gobierno de Alfonsín? -Son cambios fundamentales que se han producido en el mundo y lógicamente, gracias a Dios, las dos CGT no están enfrentadas. Pero no alcanza con estar juntos, tienen que estar unidos bajo proyectos y programas en defensa de la gente, saber cuál es muy bien la problemática. Hoy no se trata solamente de defender a los trabajadores ocupados, sino también a los explotados, desocupados, jubilados... Por ende, es una función social que debe atraer a la mayoría bajo una misma bandera. Esto no quiere decir que no haya disensos, al contrario, pero una vez tomadas estas resoluciones tienen que ser adoptadas por todos para demostrar la fortaleza y el poderío que da la unidad a través de la solidaridad y organización. -¿El alto nivel de desocupación debilita la imagen de la CGT ante la gente? -De las instituciones no se puede extraer una imagen. Las instituciones siempre tienen un fin para el cual han sido creadas. La unidad, una vez que esta se vierta, va a cambiar todo aquello que se dice. Aquí hay que tomar en cuenta que también no es solamente la CGT: están los políticos, la Justicia, todos los sectores de la Nación. Creo que el país atraviesa una situación de depresión, que es mucho peor que la crisis. Claro, el que la sufre, el que la padece, observa a las instituciones con desagrado. -¿Qué opina de Hugo Moyano y Rodolfo Daer? -Son dos compañeros. Jamás de mis labios saldrá una opinión negativa hacia un compañero o dirigente sindical. -¿Pese a que Moyano llamó a la desobediencia civil? -Pero la desobediencia civil no es una figura que esté encuadrada dentro de la Constitución ni de la Justicia. Al contrario, está amparado en el Pacto Interamericano de Derechos Humanos, donde todo aquel que desgraciadamente esté en una mala situación tiene derecho a la propuesta. Así que no es nada malo lo que ha dicho, sino que por el contrario lo han querido tomar a mal. Eso no significa rebelión. -¿Existe la posibilidad concreta de un estallido social? -El riesgo está en la injusticia social. Desgraciadamente, entre los que hoy más tienen -que pasan a ser menos- y los que menos tienen -que pasan a ser más- la brega es cada vez más intensa porque lógicamente es más grande la distancia entre las dos. Esto lo estamos viendo en todo aquello que hace a la falta de tarea, a lo que se quiere hacer. Cuando se habla de flexibilización, no hacen falta leyes: la desocupación es la madre de la explotación y de la necesidad. -¿Cómo conviviría hoy la CGT de Ubaldini con el gobierno de De la Rúa? -Hoy estoy en una banca de diputado, pienso para el Parlamento y, lógicamente, como no estoy en el cargo, no estoy para eso. Pero sí estoy para ayudar a la unidad, como predico a través de todo el largo de la Patria, porque es fundamental para sustentar la fortaleza de los trabajadores. -En sus años como titular de la CGT organizó trece paros contra el gobierno radical. ¿Cree que va a haber un nuevo récord? -No fue un récord, ni siquiera fue esa la intención. Fueron cinco paros y ocho movilizaciones, llenamos la Plaza de Mayo y la avenida 9 de Julio. Pero nosotros no fuimos para hacer fuerza para que se fuera el presidente. Con Alfonsín tenemos una buena relación, pero ideales distintos: yo estaba por los que necesitaban y él no lo entendía así. Pero eso es historia y ahora necesitamos de todos para salir de esta difícil situación pero mirando más a lo que sucede en el interior que a lo que sucede en el exterior. -Más allá de las críticas, ¿el justicialismo tiene un plan alternativo? -El senador Lamberto, hasta ahora diputado y compañero de bancada, lo ha expresado muchísimas veces. Sin ninguna duda, el justicialismo tiene un plan alternativo.
| "Jamás voy a opinar mal de un compañero", aseguró. | | Ampliar Foto | | |
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