Año CXXXV
 Nº 49.312
Rosario,
lunes  26 de
noviembre de 2001
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El rosarino ofreció el sábado nuevas versiones de sus mayores éxitos frente al Paraná
Fito Paéz y un reencuentro con los amores
Se mostró feliz ante las 4 mil personas que aplaudieron su regreso a los escenarios

Marcelo Menichetti

En una noche fría, ventosa y de cielo limpio, Fito Páez se reencontró con el público de Rosario frente al Paraná. La cita fue en la noche del sábado último, luego de la suspensión del concierto que originalmente estaba programado para el viernes.
Sobre un escenario relativamente pequeño y montado en el frente del Centro de Expresiones Contemporáneas que da al río, a las 21.30, subió a escena Coki de Bernardis para tocar media docena de temas y calentar, en la medida de lo posible, la desapacible noche barrida por un pertinaz viento del sureste.
A las 22.15 un aplauso primero y un "Olé, olé... Fitó, Fitó..." recibió al protagonista de la noche, quien se presentó flanqueado por su banda, compuesta por Gonzalo Aloras (guitarra), Guillermo Vadalá (bajo), Sergio Verdinelli (batería) y Gabriel González (teclados).
Vestido con un saco de cuero negro sobre una remera y pantalones oscuros, el músico se acomodó tras los teclados situados en el centro del escenario y abrió el concierto con "El diablo en tu corazón" que arrancó una inmediata ovación de unos cuatro mil fanáticos que deliraron cuando Fito cantó: "Las cosas tienen que estar bien/ Ya no se puede estar peor". Al finalizar el tema el músico saludó: "Buenas noches, mis amores", inaugurando una forma de referirse a sus fans rosarinos que repetiría a lo largo de toda la noche.
La segunda canción que ofreció Páez fue "Al lado del camino", en una versión casi recitada que el autor interpretó con las palabras mordidas y con inflexiones de voz que lo asemejaron a un extranjero cantando en castellano. La enumeración de males que hace el tema no dejó de lado el nombre de Rosario que, cuando fue pronunciado, provocó el clamor de la gente.
La luna fue trepando por el cielo hasta situarse sobre la cabeza de Fito. Desde allí iluminó la escena junto al río que, para los presentes, tuvo mucho de ritual de reencuentro, más trascendente que un mero concierto musical. "Lejos de Berlín", en clave rockera, reunió al artista con su guitarra. El mismo tono tuvo la excelente recreación de "Tres agujas", con Gonzalo Aloras brillando con su guitarra y Páez retrucando con un solo de piano que sonó bien latino.
"¡Mirá el frío que nos agarró!", exclamó el músico poniéndole palabras al sentimiento común de la gente que solamente pudo neutralizar el tenaz acoso del viento con el fuego de su fervor por la música.
"¿No habría que tirar una bomba y que explote todo ya?", se preguntó Fito planteando un diálogo con el público. Sin esperar respuesta él mismo concluyó: "Después pienso en mi hijo y digo: «No»".
Con "Dame un talismán" el artista demostró que, aunque no canta bien, a nadie parece importarle. Además se mostró muy contento por estar en su ciudad y no dudó en halagar a Gonzalo Aloras por su desempeño. "¡Qué ciudad! ¡"Qué muchachos siguen saliendo de aquí!", dijo mientras sus manos jugaban en el piano con los primeras notas de "Del 63" que regaló en una versión casi confesional y en cuyos versos introdujo: "¿Qué pasa en Kabul/ que el cielo es más chico?".
El público heterogéneo que fue a ver y escuchar al músico sumó desde jovencitas que protagonizaron varios desvanecimientos hasta familias compuestas por padres cuarentones, encanecidos o con incipientes calvas y sus hijos pequeños que los miraban asombrados cuando bailaban al ritmo de alguna canción o se sumergían en el túnel de sus pasados entonando los versos de otras.
"Tenía muchas ganas de salir a tocar", admitió Páez y el público lo interrumpió con un "Olé, olé, olé" al que el músico respondió con otro "Gracias, mis amores". Y rubricó sus palabras con "Fue amor", un tema que desde hace mucho tiempo no tocaba en vivo. Antes de que decrecieran las emociones fuertes llegó el "Tema de Piluso". Sobre su final los hinchas respondieron desplegando una bandera de Rosario Central y cantando: "Fito es de Rosario/ Fito es de Central".
El clima eufórico bajó con "Fue amor", pero las emociones retornaron con "11 y 6" en una versión mucho más melódica, espontáneamente cantada por el público mientras Fito tiraba besos al aire derrochando felicidad. La complicidad establecida entre el artista y su gente fue creciendo y tuvo un guiño especial cuando el músico ensayó un breve pasaje de "La rumba del piano".
Con "Las tumbas de la gloria" muchos padres ofrecieron lecciones mudas a sus hijos y los abrazaban para protegerlos del frío, mientras recitaban los versos del tema que el músico acompañó con un piano con sonidos de salón.
La magia del momento intimista se rompió con "Yo vengo a ofrecer mi corazón". La canción desató el delirio del público que comenzó a cantar "La cadé, la cadé..." lo que obligó al artista a pedir: "Por favor escuchen", mientras cantaba el tema en una versión jazzeada que ocultó a la letra tras los fraseos experimentales y postergó el alto contenido folclórico del tema original. Como curiosidad, poco antes de finalizar el músico cantó la primera estrofa de "Los ejes de mi carreta", de Atahualpa Yupanqui.
Un tema pop, con mucha fuerza comenzó a sonar ante el desconcierto de los fans que no lograban identificar la canción. Se trataba de "Otro sol", de Gonzalo Aloras. Inmediatamente llegó "Yendo de la cama al living", que Fito interpretó en una versión muy fiel al original y con el que pidió aplausos para Charly García, su autor. "Si no fuera por él, muchos no estaríamos acá", reflexionó.
El tramo final del recital se inició con la gente metida en el clima festivo generado por Páez. Así llegaron "Vale" y "Circo Beat" con Coki de Bernardis en el escenario que disparó: "Yo me muero con Cecilia Roth". Al terminar el tema Páez le dijo al cañadense: "Ya sé que te gusta Cecilia...".
"Brillante sobre el mic", "Polaroid de locura ordinaria" y "Ciudad de pobres corazones" anunciaron el final inminente. Se encendió una bengala roja en el medio de la multitud y llegó "A rodar mi vida", con el final formal del show.
Tras un corto reclamo del público Fito regresó a escena exclamando: "Qué frío hace, la puta que lo parió". Después se despidió con "Un vestido y un amor", "Dar es dar" y "Mariposa tecknicolor" que el público cantó y bailó junto a su ídolo. Un cielo estrellado y el río arrastrándose mansamente camino al mar también le dijeron adiós.



El concierto adquirió un clima de intimidad.
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