Año CXXXV
 Nº 49.311
Rosario,
domingo  25 de
noviembre de 2001
Min 9º
Máx 25º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Análsis político
La broma que enojó a Reutemann

Jorge Sansó de la Madrid

"Mi forma de bromear es decir la verdad; la broma más divertida del mundo". No existe seguridad alguna de que el doctor Carlos Menem haya leído alguna vez a Bernard Shaw, pero se divierte como si lo hubiera hecho. Para muchos argentinos su nueva postulación presidencial puede sonar a broma de pésimo gusto, pero en Menem parece ser un modo de recuperar el humor.
Acostumbrado a vivir en los límites (si no a transgredirlos) de cualquier valoración con la que quiera medírselo, el ex presidente sabe que la mejor manera de hacer dudar a un adversario es redoblar las apuestas hasta el absurdo. Eso mismo acaba de hacer una vez más.
El peronismo se restriega las manos ante los desaciertos económicos del gobierno. Sus dirigentes están convencidos de que cada nuevo desliz de De la Rúa o zigzagueo de Cavallo los acerca, de modo palmario, no ya a recuperar las riendas del país sino por lo menos a otra década de hegemonía en el poder. Así las cosas lo único que resta es conocer la talla con la que deberá coserse la nueva banda albiceleste.
Decir que los próximos meses para los dirigentes peronistas del país serán una descarnada competencia, es un lugar común hasta para el más desprevenido. Menem no ha hecho más que exponer a la luz esta vergonzante situación que subyace en la devastación que apremia y desquicia a miles de ciudadanos cada vez más indefensos. Detrás suyo se autoproclamaron precandidatos presidenciales José Manuel de la Sota, Néstor Kirchner, Carlos Ruckauf. ¡El PJ ya tiene cuatro postulantes y faltan dos años!
Mientras florece tanta oferta para gobernar, la población teme que para entonces no quede país. Entre uno y otro extremo se espesa el cultivo del malestar social que puede barrer con las especulaciones tanto como con los especuladores. Tal es el contraste entre el ánimo combativo interno de la oposición y la falta de ideas, que cada nueva postulación despierta menos entusiasmo social que los discursos del presidente actual.

Versiones de un retorno
La estampida de presidenciables peronistas en las últimas horas fue provocada por Carlos Menem, que atizó los temores de quienes se encontraban agazapados disimulando preocupaciones de gobierno y sobreactuando desinterés. Para muchos de ellos el riojano había sido absorbido por un pasado más ominoso que glorioso y no tendría retorno posible. Las encuestas indican que son mayoría los argentinos que todavía siguen pensando así y endilgan a sus gestiones la responsabilidad de los males que su sucesor no ha podido conjurar, sino todo lo contrario.
Pero no fue ese el efecto que produjo en los más encumbrados dirigentes peronistas, quienes por su reacción están dando a entender que Menem podría salirse con la suya en desmedro de sus propias aspiraciones. Una reacción que evidencia hasta dónde está atomizado el liderazgo opositor. Los gobernadores de ese signo partidario tienen el poder real por tal condición pero lejos están de representar un frente unido.
A eso apuntó Menem con lo primero que dijo no bien la Corte le obsequió la salida de Don Torcuato. Su referencia a la falta de liderazgo en el país no fue sólo para De la Rúa, como si hiciera falta que Menem la dijera, sino también para el peronismo. El vacío que se dispuso llenar bromeando. "Es un buen gobernador, lástima que tenga dificultades en su provincia para conseguir la reelección", le dijo a De la Sota. O sea que no sólo le negó todo perfil presidencial sino que ni siquiera le auguró la posibilidad de mantener su actual status.
"Las águilas no cazan moscas", insultó a Duhalde y Ruckauf cuando le preguntaron sobre la actitud de los bonaerenses para con él. Y declaró lo "gustoso" que se sentiría por "hacer una fórmula con el Lole".
En Santa Fe el chiste no causó ninguna gracia, y fue recibido en la Casa Gris con algo más que incomodidad. Lo que habla a las claras de que no era lo que se esperaba. Reutemann tiene la certeza de que Menem usó para con él el mismo rasero que con quienes lo combatieron abiertamente, aun cuando siempre fue cuidadoso en relación a la figura del ex presidente. Vaya como ejemplo que Reutemann habló telefónicamente a Don Torcuato cuando se inició la detención de Menem, no fue al congreso partidario convocado por Duhalde, y hasta sus expresiones -aunque ambiguas- pretendieron ser disimuladamente elogiosas: "Habrá que ponerle la Muralla China para frenarlo".
La moneda de cambio dejó el regusto amargo de una desconsiderada subestimación. Desde que ingresó en la política todos saben que un modo eficaz de herir a Reutemann es ubicarlo de segundo en algo. Los que dicen conocer al gobernador aluden a que su eternización como subcampeón del automovilismo generó en su ánimo tal rechazo; sus seguidores alientan que ese trauma sirva para empujarlo a pelear el primer puesto en esta nueva etapa de su vida.
"Siempre fue segundo", fue la manera de liquidar que utilizó Elisa Carrió cuando el gobernador le desairó sus galanteos políticos. Menem le ofreció llevarlo de segundo y cuando le dijeron que el Lole se había enojado aseguró, entre malicioso y divertido, que con gusto él iría segundo detrás del santafesino. "Alan Jones jamás imaginará lo que ha causado a la institucionalidad de la provincia. Nadie puede medir la huella que su vieja supremacía deportiva dejó en la psiquis de Carlos Reutemann. Pero lo cierto es que el mandatario se ha convertido en un máquina de competir contra todo lo que se le cruce", se publicó cierta vez en el vespertino de la ciudad capital.

La interna imposible
No se sabe por qué pero existe un convencimiento en el menemismo de que Reutemann no enfrentará nunca a Menem en una interna partidaria y eso han salido a decir en las últimas horas. Y con ello pretenden dar a entender que Reutemann no se subirá a la presidencial para el 2003.
Algo que pone los pelos de punta en los seguidores del gobernador y probablemente en él también. "Menem hace sonar lo que dice como si fueran verdades reveladas. Sus operadores son muy habilidosos en hacerle creer lo que quieren al país. Han hecho creer que su excarcelación es sinónimo de inocencia o de falta de responsabilidad en lo que se lo acusa, pero eso no quiere decir que la gente lo haya sobreseído. Ahora quieren hacer creer que por haberse postulado ya es el próximo presidente", comentaba preocupado un reutemista de los que esperan una irrupción del riojano o de sus huestes en territorio provincial y en cualquier momento.
Este panorama ha engendrado la estrategia reutemista que consistirá en que el gobernador balconee la interna y sólo se refiera a ella para hablar de su inoportunidad frente a los problemas sociales que tiene el pueblo. Pero hablará preferentemente de modo recurrente de la realidad socioeconómica del momento. De ese modo buscarán preservarlo mostrándolo preocupado y ocupado exclusivamente en cuestiones de Estado que, ciertamente, lo está.
El gobierno de Santa Fe tiene a la vuelta de la esquina o del calendario, si se prefiere, una prueba más dura que la interna peronista nacional: el debut de los bonos Lecop en su territorio. Si la "tercera moneda", como prefieren llamarla el gobernador y el ministro de Hacienda, no fuera recibida en todos lados como el peso o el dólar, o lo que es peor, fuera recepcionada a menor valor que éstos, "olvidémonos de cualquier sueño", temen en Palacio, donde concentran todos los movimientos para conjurar ese terror. Y aun así, los santafesinos siempre han tenido una muy alta estima por su condición de tales. Es una de las provincias "grandes y ricas" y su nivel de vida, cultural y educativo jamás ha aceptado ser comparado con otras provincias que no consideren iguales. Esta conciencia colectiva de poseer estándares superiores -que ha sido rigurosamente cierta- a los de gran parte del país ha llevado a los ciudadanos de esta provincia a considerar en la historia los bonos como signo de pobreza y decadencia destinados exclusivamente a provincias chicas y atrasadas.

Los bonos, termómetro de la imagen
Si los bonos impactan en el ánimo social santafesino como una debacle económica en los miembros de una familia adinerada que siempre se creyeron con derecho a poseerlo todo y de repente se ven obligados a lidiar con la escasez y necesidad, pero sin espacio para disimular la nueva estrechez que los hace pobres igual que otros, el gobierno provincial podría ver licuada peligrosamente su imagen, sustentada hoy prácticamente en el remanente de eficacia que Reutemann trajo de herencia de su primer mandato en épocas de mejor bonanza. Por eso el Lole y Mercier no se cansan de decir que quien en realidad pagará con bonos es la Nación. De la Rúa y Cavallo, y no ellos. En todo caso son tan víctimas como cualquier otro ciudadano de la provincia, pero tampoco están seguros de que este discurso alcance.
Reinaba cierta expectativa por saber cómo tomaría Hermes Binner tener que recibir parte de la coparticipación en bonos. En otras palabras, tener que pagarles a los municipales rosarinos un porcentaje de su sueldo en bonos. Si el principal intendente opositor resuelve hacer lo mismo que hace el gobierno provincial, es decir endilgar la culpa hacia arriba, al menos para los municipales de Rosario lo novedoso de su sueldo de febrero se debería a lo remitido por la Casa Gris. Pero habrá que esperar para ver qué pasará.
Por lo pronto, así como Menem hizo enojar a Reutemann, alteró -dice el gobernador- el panorama político (como si él no hubiese sabido con anticipación cuándo saldría en libertad ni sospechado qué haría el riojano) y por eso toda la dirigencia reutemista saldrá a decir que es necesario quedar afuera de la trampa de la interna personal en la que el ex presidente y Duhalde quieren involucrar a todos, también ha servido para generar en la provincia otro motivo de atención y entretenimiento que resultará útil de aquí a febrero, aunque no sea verdad y suene en broma.
De allí el enojo y la frustración que se trató de disimular. De todos los gobernadores peronistas, el de Santa Fe había sido el único esforzado en navegar.



Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados