Gustavo Conti
La esperanza es lo último que se pierde. Ese dicho popular tal vez hasta hace poco significaba consuelo, resignación, tras algunas malas actuaciones con resultados adversos derivados. Pero ayer los charrúas le dieron su real significado. Leve, tenue quizás, pero esperanza al fin. Que tuvo directo correlato con lo que ofreció el equipo de Palma, sobre todo en un primer tiempo a puro fútbol asociado. Es cierto, enfrentó a un Atlético Tucumán más inofensivo que Lassie atada, pero eso no resta el mérito de ganar con personalidad un partido ineludible en su calvario por evitar el descenso. La noticia que llegaba al Gabino de la derrota de Platense potenció además esa sensación de estímulo. Pero lo que fundamentalmente privó para generar un medido entusiasmo fue que la victoria se construyó con elementos sólidos. Si bien ante el líder El Porvenir ya había insinuado que quería levantar cabeza en cuanto a rendimiento colectivo (sostén siempre de los buenos resultados), ayer pudo plasmarlo en el Gabino gracias fundamentalmente a la muy buena actuación de Raymonda y Pavoni, siempre en dialéctica relación con el resto de sus compañeros para burlar una y otra vez la débil oposición defensiva tucumana. Hace rato que Raymonda viene insinuando que puede convertirse en la manija del equipo y ayer dio un paso adelante en esa dirección, al punto que los defensores rivales jamás hallaron la fórmula para neutralizarlo. Mucho menos después de que a los 19' desparrama rivales, hiciera una magnífica pared con Pavoni y mandara el centro atrás para que Medina convierta de atropellada. Pavoni (y también Medina, aunque con menos espectacularidad) fue el socio ideal de Raymonda y juntos fueron erigiendo a Bertoya en figura de su equipo, aunque nada pudiera hacer para impedir que una magnífica apilada del Chivo terminara en la red a los 35'. Córdoba debió definirlo con mucha amplitud, sobre todo porque en el comienzo del complemento dispuso de muchas oportunidades, que algunas veces el arquero y otras la falta de resolución de quien le tocaba dar la última puntada, impidieron que se concreten. Después, Palma sacó a los dos mejores hombres cuando faltaba mucho, en un cambio poco entendible, aunque quizás haya pesado en su decisión la seguidilla de partidos que vienen y el hecho de que, después de errar tanto, convenía cuidar lo conseguido. Por suerte para Córdoba, Atlético despertó muy tarde y las muy buenas chances que tuvo (un gol bien anulado a Clotet y una tapada justo de Medina sobre la línea, donde quedó en duda si usó la mano) no les alcanzaron. Sumó tres, le descontó al propio Atlético y se acercó a Platense. Pero, sobre todo, mostró mejores argumentos para pelear de igual a igual. Y a lo mejor, ¿quién dice...?
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