Pinturas donde el constructivismo se conjuga con imágenes y conceptos precolombinos caracterizan la muestra que Alejandro Puente -último ganador del gran premio de honor de pintura del Salón Nacional-, inauguró en la sala Juan Trillas del Teatro El Círculo (Laprida y Mendoza). Nacido en La Plata en 1933, Puente estudió Visión con Héctor Cartier en la Escuela de Bellas Artes de la Plata, y tras esa experiencia se mantuvo ligado a las vanguardias de sólida raíz constructivista. Pero paralelamente, desde hace más de tres décadas viene investigando el arte precolombino. Este cruce, marcado tanto por lo sensible como por la idea, aparece plasmado en sus últimas telas a través de plantas y fachadas de enigmáticos templos indígenas, que aparecen movilizados por minuciosas pinceladas y sutiles contrastes. Una propuesta que no excluye otros planteos iconográficos presentes en el arte textil y cerámico de los pueblos indígenas. La geometría, característica de las creaciones precolombinas, es así confrontada con la propuesta vanguardista del siglo XX para ofrecer una síntesis despojada, sin pretensiones ilusionistas. Como señala Jorge López Anaya en el catálogo de la muestra: "La pintura de Alejandro Puente es un paradigma, quizás el más significativo, de la búsqueda de un arte con rasgos regionales, sin anacronismo ni folclorismo alguno". Fue su experiencia en el exterior, la que lo marcó para realizar ese tipo de producciones: en 1967 obtuvo la beca Guggenheim, motivo por el cual se instaló en Nueva York y desde 1973 sus obras comenzaron a presentar los rasgos de una nueva y original indagación, cuyo referente es el arte indoamericano. "Mientras estuve en los Estados Unidos -ha explicado sintéticamente el artista al referirse al motivo de este cruce- me di cuenta de la importancia que tiene la identidad".
| Detalle de una pintura realizada por Alejandro Puente. | | Ampliar Foto | | |
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