Año CXXXV
 Nº 49.309
Rosario,
viernes  23 de
noviembre de 2001
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Misterioso saqueo en una sucursal de Mitre y Córdoba
Denuncian el robo de 80 mil pesos de una caja de seguridad bancaria
La modalidad del golpe es similar a las de otros cuatro casos que se produjeron en distintos bancos locales

Un nuevo y misterioso robo a una caja de seguridad bancaria fue denunciado anteayer por un jubilado de 84 años que detectó el faltante de 80 mil pesos que guardaba desde hacía dos años en un cofre del Banco de Boston de Mitre y Córdoba. El compartimento fue vaciado del mismo modo que los otros cuatro robos a cajas metálicas que se registraron en Rosario: el compartimento no había sido violentado, se desconoce cómo y cuándo se produjo el saqueo y no hay rastros de los autores del hecho.
La denuncia fue presentada por el ingeniero jubilado Américo Bistutti en la seccional 2ª luego de descubrir que su caja de seguridad estaba vacía. El hombre había contratado el servicio dos años atrás y desde entonces nunca más operó con sus bienes hasta la mañana del miércoles pasado.
Ese día concurrió a la sucursal céntrica del Banco de Boston y se dirigió a la bóveda de las cajas de seguridad. Colocó su llave junto a la del empleado bancario, extrajo el cofre y quedó perplejo al encontrar completamente vacíos los dos sobres donde había guardado sus 80 mil pesos.

En busca de huellas
De inmediato el jubilado llamó al Comando Radioeléctrico para denunciar la desaparición del dinero y luego se dirigió a la comisaría 2ª para radicar la denuncia por escrito. Los agentes dieron intervención al juez de Instrucción en turno, Carlos Carbone, y pronto la entidad bancaria se colmó de policías, peritos y funcionarios judiciales. Tras obtener el aval del banco para realizar pericias en el lugar, el magistrado envió al lugar al secretario de juzgado, Sergio Donato, quien dirigió la investigación.
También concurrieron efectivos de la sección Rastros de la Unidad Regional II, que examinaron el cofre a la búsqueda de huellas dactilares, y un cerrajero que constató que la cerradura no había sido violentada.
Fuentes de la investigación señalaron que Bistutti sólo compartía la caja con una sobrina que tenía una copia de la llave, pero la mujer -que se presentó en el banco al enterarse de lo ocurrido- dijo que nunca había operado con el compartimento. Así figura en los registros de visitas a la bóveda que el banco facilitó a los investigadores. Según trascendió de fuentes judiciales, allí consta que ni Bistutti ni su sobrina accionaron con la caja desde que la utilizaron por primera vez.
Del mismo modo que en otros casos de robos a cajas de seguridad que ocurrieron en bancos de Rosario, la causa judicial quedó caratulada como hurto calificado debido que no se ejerció violencia sobre el cofre. De los otros cuatro episodios que se produjeron en la ciudad -tres de ellos en el Lloyds Bank de Rioja y Mitre- solo uno logró esclarecerse: el robo al cofre de un abogado civilista en el Banco del Suquía de Santa Fe 1277.

Procesados
Por ese hecho fueron procesados dos hombres apresados en Buenos Aires por una serie de robos a cajas de seguridad de distintos bancos del país. Se trata de Jorge José Sleiman y Horacio Francisco Rossi, un ex integrante el Movimiento Nacionalista Tacuara, quienes estaban acusados de integrar una megabanda especializada en saqueos a cofres bancarios.
Los acusados habían sido detenidos por orden de un juez porteño y quedaron involucrados en el caso rosarino porque las cámaras de video del Suquía los registraron cuando operaban en el sector de las cajas. Ahora los investigadores del robo a la caja de Bistutti tratarán de determinar si alguno de ellos integraba el listado de usuarios del Banco de Boston.
El episodio volvió a poner en cuestión la efectividad de un sistema presuntamente invulnerable. El servicio promete dos beneficios básicos: seguridad y confidencialidad.
Las cajas son abiertas con dos llaves: la del cliente y la llave maestra del banco, que manipula un empleado empleado. Luego el titular de la caja se dirige a un box privado donde puede operar con sus bienes en forma confidencial. El carácter secreto del servicio hace aún más complicada la investigación de estos hechos: los propietarios de cajas de seguridad no dan a conocer el contenido de sus cofres al banco.



No se sabe quién se apropió del dinero desaparecido.
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