Luego de 36 extenuantes horas de viaje, el plantel de Boca llegó ayer a la madrugada a Tokio, donde ya comenzó a prepararse para la final Intercontinental del próximo martes ante el poderoso Bayern Munich de Alemania. La delegación del bicampeón de América se hospedó en el Hotel Intercontinental Park, cercano al estadio Nacional de Tokio y lejos del Keio Plaza, el hotel donde se alojaron los xeneizes el año pasado, cuando les ganaron 2 a 1 a los españoles de Real Madrid. Al llegar a Tokio, el entrenador Carlos Bianchi ordenó que los jugadores salieran a caminar unos tres kilómetros para distenderse un poco y evitar que los músculos se entumezcan tras el agotador periplo. Los entrenamientos formales comenzarán hoy, cuando Bianchi empezará a darle forma definitiva a la formación que el martes a las 7 enfrentará al conjunto alemán. La delegación había salido del aeropuerto internacional de Ezeiza el lunes a las 18 y la primera escala fue en San Pablo, Brasil, donde sufrieron una demora de seis horas, que hizo que perdieran el vuelo que tenían programado en Frankfurt, Alemania. Sin embargo, los dirigentes que acompañan al plantel realizaron rápidas gestiones, que les permitieron conseguir un nuevo vuelo, el que finalmente los depositó en Japón. Ya en el aeropuerto de Tokio, la prensa japonesa requirió la palabra del entrenador Carlos Bianchi, quien confió: "Venimos a Tokio con las mismas intenciones del año pasado, es decir ganar el título y dejar bien sentado el prestigio de Boca Juniors y del fútbol argentino" Pero una de las principales preguntas giró en torno a la ausencia en el plantel del delantero japonés Naohiro Takahara, quien fue marginado de la delegación a causa de sus bajas actuaciones. Y Bianchi fue claro en su respuesta: "Estuvo fuera del equipo diez días debido a un compromiso con su selección frente a Italia y no tuvo suficiente tiempo para adaptarse de nuevo". El plantel que buscará la segunda Copa Intercontinental consecutiva para la institución de la Ribera tiene muchos jugadores que no estuvieron en el equipo que venció al club mexicano Cruz Azul, en junio, para ganar por segundo año seguido la Copa Libertadores de América. "El equipo que ganó el año pasado estuvo junto por mucho tiempo. Este es un plantel nuevo y está sólo al 50 por ciento de su potencial", destacó Carlos Bianchi al respecto, para agregar que "no obstante, los jugadores están en buena condición física y esta competición nos importa mucho". Y cuando el director técnico xeneize tuvo que hablar de Bayern Munich, el rival de la final, señaló: "Son los campeones europeos, lo cual indica que será un partido difícil. Pero no se juega un encuentro como este todos los días y por eso queremos ganarlo y así conseguir un nuevo título intercontinental".
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