Washington. - La muerte de una anciana de 94 años que vivía sola en un alejado pueblito rural de Connecticut quebró ayer la "tregua" de tres semanas concedida por la difusión del ántrax, que se cobró su quinta víctima mortal haciendo crecer el misterio sobre las causas y el recorrido de los contagios en Estados Unidos. El Centro para el Control y la Prevención de las enfermedades (CDC) tiene previsto practicar una autopsia al cadáver de Ottilia Lundgren, una anciana que "pasaba casi todo el día en su casa", según relataron sus vecinos del pueblo de Oxford, a pocos kilómetros de Hartford. El caso de Ottilia renovó los temores de las autoridades sanitarias norteamericanas, que ya tienen en sus manos las muertes de cinco personas alcanzadas por el brote de ántrax y ninguna respuesta sobre el origen del ataque bioterrorista y las formas de su expansión. Tres de las víctimas mortales -dos carteros de Washington y un fotógrafo de Florida- tuvieron contacto directo con alguna de las cartas con ántrax que convirtieron al país en blanco del bioterrorismo pocas semanas después de los atentados contra el Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York. La muerte de Lundgren se sumó, en cambio, a la de Kathy Nguyen, la mujer de Nueva York que murió el 31 de octubre y que fue la primera víctima mortal del ántrax que, al parecer, no tuvo contacto con las cartas asesinas. El gobernador de Connecticut, John Rowland, quien calificó al caso de "una anomalía", afirmó que "no hay actualmente evidencias" de que la mujer haya contraído la enfermedad "como resultado de una acción criminal". Sin embargo, agentes de la policía federal, el FBI, se encuentran trabajando desde hace días en la zona, tratando de descubrir cómo pudo la mujer aspirar las esporas que, a través de la correspondencia, se expandieron por la costa este. (Ansa)
| El hospital donde se atendió la víctima fue cerrado. | | Ampliar Foto | | |
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