"Las terapias que actualmente se emplean en los chicos HIV positivo representan un gran avance, pues han logrado transformar al sida en una enfermedad crónica. Han permitido reducir las tasas de mortalidad pediátrica, mejorando la calidad de vida", afirmó la doctora Rosa Bologna, jefa de infectología del Hospital Nacional de Pediatría Juan P. Garrahan, en el marco del Congreso sobre Sida realizado recientemente en Mendoza.
Según recientes estudios realizados en ese hospital, en la actualidad la tasa de mortalidad pediátrica por sida es menor al 5 por ciento y hoy, al menos las dos terceras partes de estos pacientes, responden en forma adecuada a los modernos tratamientos antirretrovirales.
Sin embargo, una marcada diferencia en las respuestas a estas terapias puede ser observada al comparar dos grupos etarios de niños: los menores y los mayores de dos años. En los primeros, el aún inmaduro sistema inmunológico lleva a que los valores que cuantifican el impacto del tratamiento antirretroviral, en términos de la reducción de la carga viral y del incremento de los niveles de células CD4, sea más limitado.
Es por eso que en los pacientes menores de dos años se emplean como parámetros que permiten estimar el impacto de las terapias el normal desarrollo de los niños y la evolución de sus aspectos neurocognitivos.
Transmisión vertical
Según hizo referencia la doctora Bologna, sobre el tema "Sida en pediatría", la no siempre sistemática implementación de las estrategias conocidas para reducir el riesgo de transmisión vertical del HIV es el factor que da lugar a que aún hoy algunos chicos HIV positivo sean diagnosticados en forma tardía, cuando ya expresan afectaciones relacionados con su lesionado sistema inmunológico.
"A pesar de que actualmente contamos con una serie de medidas de prevención de la transmisión madre-hijo del HIV, todavía hoy recibimos en el hospital a chicos infectados que son hijos de madres que no se han hecho los tests cuando estaban embarazadas", apuntó la doctora Bologna.