Luis Castro
La clave está en el trabajo de los jugadores, las ganas de mejorar y de crecer futbolísticamente. Sabíamos que podíamos revertir la situación, pero hay que seguir porque podemos dar más". Juan Manuel Llop disfruta con tranquilidad este buen pasar. Atrás quedó aquella racha que hizo tambalear su proyecto, racha en la que de 21 puntos sólo cosechó 1. Hoy su presente tiene mejor cara, con otro semblante. Es cierto que esta realidad no es la esperada por los ñulistas, esos que cada día exigen más y están ávidos de algún logro deportivo.
Pero Ñuls, al igual que otros clubes, marchan al compás del país, inmerso en la crisis y lleno de frustraciones. En un país donde sólo los poderosos parecen salvarse y el resto debe pelear con sus miserias. Y subsistir como se pueda.
"Yo lo atribuyo a la capacidad de los muchachos para mejorar. El plantel creció en todos los aspectos y eso incidió para que salgamos adelante", confiesa el Chocho en una charla con Ovacion al final de la primera práctica de la semana tratando de explicar con más detalles la remontada rojinegra.
Llop nunca -o por lo menos no lo demostró- perdió la calma. La situación no lo desbordó y a pesar de los cuestionamientos y la danza de nombres que se puso en escena como para desbancarlo siempre miró hacia adelante. Como tratando de encontrar el remedio que pusiera fin a la enfermedad. Casi emulando a Domingo Cavallo repetía hasta el cansancio su frase de cabecera: "Soy optimista. Estoy confiado en que podemos salir adelante". Pero sus palabras sonaban como de compromiso y la gran mayoría pensaba que sus días estaban contados.
Y el Chocho logró sacar adelante a su equipo -Mingo aún está en eso-. Cuando ya todos veían su final, aparecieron los buenos resultados y el riesgo rojinegro comenzó a bajar lentamente. Hasta llegar a este momento donde de los últimos doce puntos en juego la lepra sumó diez. Algo impensado semanas atrás.
"Nosotros estamos en condiciones de tratar de mejorar y tener un equipo competitivo para que nos respeten. Después los resultados nos marcarán si en el próximo torneo estamos en condiciones de pelear por algo o no", resume el técnico ante la necesidad de darle un mensaje a la gente que sueña con un Newell's protagonista y peleando arriba de la tabla.
Es cierto que se necesita un tiempo de trabajo para armar un grupo y afianzarlo. Pero a fin de cada campeonato siempre aparece alguna transferencia y así todo se torna muy complicado. "Vamos a tratar -explica- de mantener el proyecto. La situación económica del club y del país hace que necesariamente se deba vender uno o dos jugadores. Lo importante es tener una buena base para reemplazar a los que se vayan".
"Estoy y siempre estuve tranquilo", repite cada vez que puede y en cada oportunidad que se le presenta. Tal vez esa tranquilidad se la dio el pueblo leproso, ese que fue tolerante en tiempos tormentosos. Quizás por tratarse de un hombre que le dio mucho al club en sus tiempos de jugador se le soportó la crítica situación que llevó a la entidad del Parque al borde del default. Si hubiese sido otro entrenador, ¿habría permanecido en el cargo? La respuesta a esta pregunta es concreta: no.
"En cierta forma el fútbol es sanguinario, pero estamos conviviendo de esta manera y hay que aceptarlo", se resigna el técnico que hoy transita por un camino menos sinuoso y que se ilusiona con poder llevar a Newell's a una posición más decorosa.
Está claro que Newell's en la actualidad no es el Manchester o el Leeds, esos equipos por los que el técnico siente devoción. Apenas es un equipo que en las últimas cuatro fechas logró superar la enorme crisis futbolística en la que se vio inmerso. Y ahora, después de tanta malaria, está buscando el rumbo que le permita a Newell's ser algo más que un conjunto de media tabla.
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La Ciudad
