| | cartas Derrota que fue victoria
| El 20 de noviembre de 1845 se libró en tres tropas argentinas al mando del General Lucio Mansilla y la escuadra combinada anglo-francesa, la batalla de la Vuelta de Obligado, sobre el río Paraná. La joven Confederación Argentina enfrentaba así a las dos superpotencias del momento. Que el resultado final de la batalla fuera previsible no acobardó a nuestros hombres, que en número cercano a los 300 dieron sus vidas, tiñendo de rojo el amarronado río. Ellos oponían valores como dignidad, coraje, hidalguía e independencia de todo un pueblo, al "libre comercio" que se buscaba imponernos y cuyos beneficiarios, se sabía, serían unos pocos. En suma, se jugaba nuestra emancipación definitiva frente a un intento de someterla a un yugo infinitamente más cruel que el español. Como puede advertirse, se trató de una derrota en el plano militar, pero que debemos rescatar como victoria en lo espiritual, toda vez digna de la estirpe que heredamos de los héroes de Obligado. Pablo Yurman
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