| | cartas El silencio es salud
| ¿Por qué, habiendo tantos predios en nuestra ciudad, llega noviembre y comienza en el Parque Nacional a la Bandera, "la tortura" de la Feria de las Colectividades? Quisiera preguntar a los promotores y autoridades propiciantes de esta ensordecedora fiesta, si ellos aguantarían, durante nueve noches, el volumen altisonante de los parlantes que vociferan músicas folclóricas, alterando el sueño de las pobres víctimas que a tempranas horas de la mañana deben acudir a sus lugares de trabajo. No es posible imaginar en los días que nos tocan vivir, jornadas silenciosas sin sonidos provenientes del resto de los bares, boliches y otras yerbas. No es posible lograr el silencio reparador que descansa el alma y atempera los ánimos. Volviendo al tema de la feria, cabe mencionar el estado en que quedan esos jardines pisoteados por hordas de "peregrinos manducadores" de heterogéneas comidas de extranjeras tierras. Este evento, al igual que la instalación de ruidosas estructuras, deberían concretarse en lugares donde no se perturbara la tranquilidad pública y el descanso de quienes no se merecen "tamaña desconsideración". Sara Gigena de Guaita
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