Rodolfo Montes
Aníbal Ibarra lleva 18 meses como jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el mismo cargo que ocupó Fernando de la Rúa antes de ser presidente. Decidió -mientras pueda- diferenciarse de la clase política que en su mayoría es arrasada por el vendaval de una crisis que la tiene como principal responsable. Su estrategia es hacerse fuerte en una gestión ordenada, con cuentas que todavía cierran y que a grandes rasgos cumple con el modelo progresista. Ibarra es uno de los pocos que quedó en pie del Frepaso que creó Carlos Chacho Alvarez, del que hoy está alejado. A solas con La Capital, Ibarra mira desde un salón contiguo a su despacho por la soleada ventana que da a Plaza de Mayo. -¿Le gustaría recorrer los cien pasos que hay hasta el edificio de la calle Balcarce 50? -Por lo que estamos pasando, me parece que al que está en la Rosada le gustaría caminar los cien pasos de vuelta hasta aquí (risas). -¿Qué espera del próximo congreso de su partido? -El congreso del Frente Grande tiene como objetivo institucionalizar la fuerza y renovar los mandatos que se encuentran vencidos. Pero no tengo grandes expectativas en cuanto a que desde un congreso partidario se pueda modificar la realidad. -¿Los partidos políticos dejaron de ser la base de la organización política de la sociedad? -Diría que la gestión es el lugar donde la política toma forma verdadera. Por eso impulsamos el foro de intendentes del Frepaso, donde participaron (Hermes) Binner por Rosario, (Oscar) Laborde por Avellaneda y otros jefes municipales. Confío más en ese espacio que en el meramente partidario. -¿Qué valor tienen hoy las siglas Frepaso y Alianza? -La Alianza, tal cual la pensamos alguna vez, ya no existe. Desde la ciudad de Buenos Aires expresamos claramente otra política a la nacional y nuestra apuesta es a consolidarnos desde la gestión. En cuanto al Frepaso, hay un debate interno y auguro que esas diferencias no serán saldadas a corto plazo. Un conjunto de compañeros preferimos largarnos a navegar con todos los riesgos que implica y otros prefieren mirar y criticar desde la playa. -¿Se refiere a Chacho Alvarez? -No me refiero a nadie en particular. A Chacho lo respeto porque es un hombre importante para este espacio político y para el país, aunque estemos en distintos momentos y tengamos distintas valoraciones. -¿El Frente Grande resignó la tarea de impulsar una transformación política al bipartidismo en Argentina? -El Frente Grande se conformó como una fuerza legislativa, como un espacio de denuncia. Pero la sociedad luego nos puso en el lugar de la gestión y eso es bien distinto. Para gobernar hay que salpicarse, pasar por el barro. -Si las representaciones políticas de los partidos se volvieron difusas, ¿cómo define su espacio? -No encuentro barreras para trabajar transversalmente, no es una limitación para mí que otros dirigentes pertenezcan a otras fuerzas políticas. -¿El PJ tiene el poder al alcance de la mano? -En todo caso el poder lo puede encontrar en el 2003, ganando las elecciones. No veo problemas en ese sentido, pero si alguien intenta anticiparse y forzar situaciones más allá del orden constitucional, que no cuente con mi apoyo. -¿Cuáles son las claves en la administración de la ciudad? -Tener cuentas ordenadas, contar con un banco de la ciudad saneado y confiable que presta dinero a tasas subsidiadas para ciertos emprendimientos productivos que nos interesa impulsar. En el próximo año, Buenos Aires mantendrá el presupuesto más alto de su historia en salud y educación y como novedad va contar con un promedio de 12 computadoras funcionando adentro de cada aula de séptimo grado de todas las escuelas primarias de la ciudad.
| La gestión de Ibarra se basa en cuentas que cierran. | | Ampliar Foto | | |
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