Jorge Salum
El río Paraná entrega innumerables opciones para el descanso, la vida natural el aire libre y actividades como la pesca. Es decir, casi todo lo que se necesita para unas minivacaciones que algunas veces, por más de una razón, pueden convertirse en inolvidables. La ciudad santafesina de Villa Ocampo, casi en el límite con Chaco, también tiene su pequeño remanso para quienes buscan desenchufarse del vértigo cotidiano que propone la vida en la ciudad. Se trata del camping del club de caza y pesca El Irupé, recostado sobre un riacho del Paraná, unos 570 kilómetros al norte de Rosario. La belleza del paisaje y la serenidad que contagia un río todavía manso se complementan casi a la perfección con el racimo de servicios que el club pone al alcance de los viajeros. Lejos del ruido y muy parecido a un pequeño paraíso, el lugar invita a la reflexión, al descanso, a la buena mesa, al encuentro con amigos, a la vida familiar, al chapuzón en las aguas cristalinas del río, a los encantadores paseos en lancha por el incipiente delta y a cualquier aventura que proponga la imaginación del visitante. El amplio camping permite cobijar hasta 250 carpas (los no socios pagan 5 pesos por día) y las instalaciones -baños, duchas y todo lo necesario para pasar allí días enteros sin volver a la ciudad- ofrecen lo suficiente como para no extrañar el propio hogar y sus comodidades. El resto lo pone la gente: la atención de Laura y Jején (¿Acaso alguien en Villa Ocampo conoce su verdadero nombre?) en el comedor, la cordialidad y el increíble profesionalismo de un mozo al que, como a Jején, sólo es posible identificarlo como El Negro; la dedicación del presidente del club para invertir su tiempo libre en el arreglo permanente de las instalaciones; la buena onda de ocampenses como Ricardo, Daniel, Alejandro, Saidi, Katia, Marina y tantos otros. Bastará con pasar dos días allí para hacerse amigos de todos, para terminar compartiendo con ellos la misma mesa, para despedirse de todos con un hasta luego sabiendo que algún día la necesidad de volver empujará al turista a un lugar que no tiene nada que envidiarle a otros camping ribereños.Dónde queda y cómo llegar Para llegar a Villa Ocampo hay que tomar la autopista Rosario-Santa Fe (el peaje para un vehículo familiar es de 3,60 pesos) o la ruta nacional 11. A partir de la capital provincial se puede seguir por la 11 (hay dos peajes más en Nelson y en Reconquista) u optar por la bellísima ruta provincial 1, a la que todos llaman la costera. El camino serpentea entre riachos, arroyos, lagunas y hermosos campos, y atraviesa localidades como Cayastá (la primera capital de la provincia), Helvecia y San Javier. En Reconquista se retoma la ruta 11 hasta llegar a Villa Ocampo. Y allí, en vez de ingresar a la ciudad, se toma a la derecha por un camino asfaltado al principio y de tierra compactada en su tramo final. Son 11 kilómetros en los que los campos, las quintas y la tierra negra de la región chaqueña van dando paso a un paisaje cada vez más arenoso y ribereño. El camino muere en la villa San Vicente, pero unos 1.000 metros antes está El Irupé. Un lugar que bien vale una escapada, en familia o con amigos, sabiendo que la aventura y el descanso están garantizados. Y con poca plata.
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