Año CXXXIV
 Nº 49.299
Rosario,
martes  13 de
noviembre de 2001
Min 15º
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cartas
Al intendente y al gobernador

Soy una mujer divorciada de 57 años, "material descartable para este sistema". Durante 29 años me desempeñé con idoneidad y honestidad en tareas administrativas en distintas empresas de Capital Federal y Rosario. Poseo sobrados conocimientos laborales que puedo acreditar. Hace un año pasé a ser una desocupada más, con el agravante de ser demasiado mayor para trabajar y joven aún para jubilarme, por tanto soy una excluida dentro de este perverso sistema. Entonces ¿qué hago?, ¿me suicido?; ¿o ustedes señores funcionarios pretenden que un ser humano exista, pague impuestos y servicios, sin ingresos? En este sistema rabiosamente capitalista, con los neoliberales perversos que nos gobiernan -a nivel nacional- que no se conformaron con participar en el genocidio armado del terrorismo de Estado que impuso la dictadura militar, sino que también idearon este otro genocidio: el del hambre. Pero, qué les importa a ustedes, señores funcionarios lo que nos pasa a muchos, si sólo les interesa cuánto queda para seguir robando. No lamento no creer en Dios a fin de esperar para ustedes el castigo de la justicia divina, porque creo en la verdad, la honradez, la solidaridad y que serán juzgados en la tierra y por el pueblo. Con respecto al censo, por qué recargar a los maestros, cuando hay tantos desocupados con preparación suficiente para poder realizarlo, pero no, se ensañan contra los maestros. Nosotros los excluidos no conciliamos el sueño. ¿Ustedes sí? Sólo deseo que les pese hasta la muerte el dolor de este pueblo. Hijos de los yanquis, gerentes y perejiles, no se dan cuenta que cuando se lleven absolutamente todo nuestro patrimonio, muchos de ustedes también van a ser desocupados, excluidos. Trabajo, quiero trabajo... (como dice Atahualpa Yupanqui).
Cristina Canillas


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