Año CXXXIV
 Nº 49.299
Rosario,
martes  13 de
noviembre de 2001
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Reflexiones
Elogio de la ortografía

Laura Hojman

¿Para qué tendríamos que preocuparnos si un chico escribe hocico sin la "h", plebiscito con "v" y sin la "sc", cuando poco sabemos para qué sirve o qué utilidad nos aporta la mayoría de lo que estudiamos a lo largo de los doce años de nuestra primera escolaridad?
Sólo sabemos que hace 20, 30, 40 años el tener faltas de ortografía y que un docente nos llenara el cuaderno de tinta roja o verde o nos corrigiera públicamente el error, era un mal momento en nuestras vidas.
Hoy también sabemos que, en los últimos de esos 12 años de escolaridad, son pocas las ocasiones en que los alumnos son corregidos, sus carpetas miradas y controlados en su ortografía.Aparentemente, las normas de escritura no serían más que simples e inocentes convenciones emanadas de académicos de número, a excepción de que se recuerde la "propuesta provocadora" del escritor Gabriel García Márquez a la Academia en 1997, de pedir la "jubilación de la ortografía". Esa casi "pueril" iniciativa, que se intentó llevar a cabo en Francia, a través de un intento de reforma ortográfica, casi trae una crisis de Estado.Para el titular de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, "la ortografía es una convención, es un bien superior, de laboratorio".
En ocasión de disputarse la semana pasada la final de Argentina del Segundo Certamen Hispanoamericano de Ortografía, estudiantes del último año de escuelas medias de las provincias, que ganaron su zona, se dieron cita en el Ministerio de Educación nacional, para la competencia.
No hubo muchos errores u horrores reiterados, pero la mayoría se dio en palabras que se escriben con "s", con "c" y con ambas combinadas y además las "haches" al inicio de las palabras y en medio de ellas, que produjeron otros dolores de cabeza.
La llave del problema la dio la ganadora, una alumna tucumana, quien confesó su afecto por la lectura, a diferencia de sus compañeros, cuestión que la ayudó y le dio seguridad en la fijación de las palabras.
La coordinadora del Plan Nacional de Lectura del ministerio, Patricia Piccolini, acercó otras definiciones sobre el tema. "La ortografía no es solo la aplicación de reglas arbitrarias, sino tiene que ver con el sentido, con la expresión, con la organización del pensamiento, con la capacidad de comunicar". Destacó que "no se puede comunicar lo que se piensa o lo que se siente de cualquier modo, hay que hacerlo bien, con corrección, con precisión".
Sobre el objetivo de la prueba, que coordinó, dijo que "la normativa ortográfica es parte de la relación de un hablante con la cultura escrita; trabajar sobre ella es un modo de profundizar la relación de las personas con el lenguaje en todos sus aspectos: gráficos, gramaticales, semánticos y expresivos".
Piccolini además manifestó lo que muchos creemos: que no es lo mismo que los chicos expresen bien una idea y no la escriban correctamente. "La idea es que la idea esté bien y se exprese bien, de modo de saber realmente qué es lo que el otro quiso decir".
La escuela tiene mucho por hacer en ese terreno, los padres fomentando la lectura, pero en este mundo en el que muchos ya pasamos varias horas frente a una computadora, o consultando por Internet, tendríamos que ver qué garantías encontramos de que se respeten las normas de nuestra lengua. En ello inciden también los softwares, muchos de los que no se producen en los países de lengua española y carecen de algunas de nuestras letras, como la "eñe".


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