Año CXXXIV
 Nº 49.298
Rosario,
lunes  12 de
noviembre de 2001
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Entretelones de una cita cordial
Charla de amigos muy custodiada y en idioma inglés

"Amigo, amigo", así recibió ayer y el presidente de Estados Unidos, George Bush, a su par argentino Fernando De la Rúa apenas éste ingreso a la suite del Waldorf Towers, donde mantuvieron una reunión privada que duró media hora y en la que sólo se habló en ingles.
Lógicamente, el amistoso trato que le dispensó a Bush tuvo la misma respuesta de su visitante y luego al acomodarse en sus sillas, el norteamericano elogió "los colores y el sol" de la bandera argentina que se encontraba a sus espaldas junto a otra norteamericana.
Los dos vistiendo trajes azules, De la Rúa y Bush se prestaron a las tomas fotográficas y a imágenes de televisión, previo al inicio del cónclave, y el norteamericano se mostró simpático con una reportera gráfica argentina radicada en Estados Unidos.
"Tratá de que salga bien", le dijo Bush sonriente a la mujer que graficaba el momento para un medio nacional, luego de haber intercambiado un par de frases, a punto tal que el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini bromeó diciéndole al anfitrión "vio que valientes son nuestras fotógrafas".
Dos de los testigos de la conversación entre Bush y De la Rúa graficaron el excelente ánimo que mostraron los protagonistas del encuentro al señalar que "por momentos fue chispeante porque se hicieron bromas".
De la Rúa mantuvo su entrevista con Bush, en el piso 36 del Waldorf. Los periodistas argentinos, que cubrieron la visita de De la Rúa a Nueva York, se quedaron a mitad de camino ya que el Departamento de Estado permitió el acceso hasta el piso 18, donde se dispuso de una sala especial para aguardar.
Aunque en esa planta no estaba Bush, los cronistas fueron revisados con un dispositivo de detector de metales, mientras un perro de la policía olfateaba a los visitantes y varios miembros del servicio secreto, además de uniformados, cuidaban de que nada pasara de lo permitido.
El Waldorf estuvo rodeado de policías y personal de seguridad, y hasta los hospedados en el hotel tuvieron que mostrar sus pertenencias en la puerta, ante "gigantes" que estaban encargados de franquear el paso o impedirlo. La reunión de Bush y De la Rúa duró exactamente la media hora estipulada en la agenda del norteamericano, tras lo cual el presidente se dirigió hacia el Hotel Plaza, donde se alojó en su paso por Nueva York.


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