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Abrazo solidario al hospital

El viernes 26 de octubre me encontraba en el Hospital Centenario realizando trámites previos a un estudio cuando me encontré con la realización de un abrazo solidario al hospital público, organizado por la comunidad hospitalaria de dicho efector. Como el médico que me debía atender se demoraba, y ya resignada a perder la mañana entera, me apresté a presenciar el acto, convenientemente alejada del precario escenario, ya que mi escepticismo y prejuicios hacia toda clase de actos con algún olor a política o reclamos ruidosos no me permitía ser partícipe del mismo. Grande fue mi asombro a medida que se iba realizando el acto al encontrarme con un reclamo distinto: corto, sincero y eficaz. Un señor invitó varias veces a las personas a acercarse, se cantó el himno y luego la marcha Aurora mientras se izaba la bandera, todo en medio de un recogimiento general y con un sentimiento de sinceridad palpable. A esta altura yo ya formaba parte de la gente que, agolpada frente a las escalinatas, se aprestaban a oir las palabras del único orador, alguien que luego tuve que preguntar su nombre por desconocerlo, pero que mereció mis felicitaciones: Ariel Pérez. Reclamó lo justo y necesario, sin estridencias, pero con firmeza. Explicó el porqué un abrazo "a lo que se quiere, a lo que se teme perder", y terminamos todos, incluida esta prejuiciosa escéptica, abrazando al hospital para, según sus palabras, protejerlo. Hermoso acto que me llenó de alegría y esperanzas, al saber que existe gente joven que construye desde lo positivo y que interpreta la realidad desde un óptica nueva.
María Celia Mohini