Si los policlínicos I y II del Pami no reciben a comienzo de la semana próxima aunque sea una parte del dinero que la administración central les adeuda desde junio, a más tardar el miércoles entrarían en "un colapso prestacional". La advertencia corrió ayer por cuenta del interventor de los hospitales de la obra social de los jubilados, Luis Fernández Risso. Y la atención de los afiliados adheridos a la red de prestadores privados tampoco está mucho mejor: sufren un corte parcial de servicios desde hace más de una semana, y lo único que han logrado es que los sanatorios acepten algunas prácticas puntuales, como las terapias oncológicas, además de la atención de urgencias que nunca se interrumpieron.
La situación más álgida se vive dentro de los dos policlínicos propios del Pami. El detonante que hizo pública una vez más la crisis de los centros asistenciales fue el agotamiento de los stock de insumos para la práctica de análisis y transfusiones. Sin embargo, está lejos de ser el único tema acuciante.
"Hoy el problema es lisa y llanamente que casi no puede garantizarse la operación de los propios hospitales. Y si hace eclosión no es sólo por los reactivos, sino por el 80 por ciento de los insumos de los que viven los dos policlínicos", afirmó ayer a La Capital el director del ente administrador de los centros de salud propios de la obra social.
Fernández Risso explicó que la deuda que el Pami central mantiene con los policlínicos los ha llevado a una situación límite. "Hace 20 días que vivimos sin un centavo, con una caja de no más de 300 pesos y graves déficits de insumos en los laboratorios", explicó.
Por eso el profesional confía en que a más tardar el lunes o martes llegue aunque sea una parte de los recursos que se les adeudan. Si no, pronosticó un miércoles negro para los policlínicos.
-¿Eso podría significar el corte de las prestaciones?
-No es que vamos a dejar de atender a la gente. Pero la atenderíamos con una falta de recursos espantosa y un nivel de calidad prestacional de cuarta.
El diálogo da cuenta de un agravamiento sobre las ya deterioradas condiciones de supervivencia que sufren los hospitales del Pami Rosario, donde se atienden unos 88.500 jubilados. "Hasta ahora hemos mantenido los dos policlínicos abiertos, con déficit serios pero abiertos, funcionando lo mejor posible, gracias a la ayuda de personal que hoy se desloma y esperando que nos manden los fondos", sintetizó Fernández Risso.
Según el médico, en parte esos déficits se han ido paliando con la colaboración de los efectores municipales y provinciales, pero la ínfima provisión de reactivos con que cuentan, por ejemplo, permite calcular que en dos o tres días la falta de insumos será total.
Prestadores privados
La crisis del Pami también se hace sentir en la atención de los otros 50 mil afiliados adheridos a la red de prestadores privados, cuyos servicios brindan la Clínica del Rosario y los sanatorios de la Mujer, Plaza, Güemes y Mapaci.
La semana pasada, la red anunció que sólo atendería en casos de urgencia y emergencia médica. Esta semana, sin embargo, la Delegación IX logró que las prestaciones incluyeran la prescripción de tratamientos oncológicos, como quimioterapia.
Y, en rigor, los privados también flexibilizaron la medida para otros casos, previa comunicación de los jubilados con el servicio de Pami Escucha.
"El corte sobre la atención programada de la red continúa, pero en muchos casos que se presentaron se les dio solución", admitió el subinterventor de prestaciones médicas de la delegación IX, Raúl Arriola.
La situación podría tener algún viso de solución la semana entrante, si es que se cumplen las promesas del Pami central en el sentido de que la Administración Nacional de Seguridad Social (Ansés) adelante fondos para cubrir los compromisos que ponen en riesgo la atención de los jubilados.
"Buenos Aires presentó una solicitud de urgencia para que se adelanten fondos al Pami de modo de disponer de recursos económicos para los prestadores, por lo menos para los que estén más ajustados", explicó.
En sustancia, la problemática de los policlínicos y la delegación no difiere demasiado. "La preocupación es que tanto Pami I y II, como la red prestacional, funcionen adecuadamente", sintetizó.