Rodolfo Bella
"Una historia de entonces" es el filme que José Luis Garci rodó como un homenaje al cine de los años 30 y 40. El director de "Solos en la madrugada" y "Asignatura pendiente", eligió una estética que reproduce con fidelidad la arquitectura narrativa de los clásicos filmes de Hollywood para contar una historia de amor.
La nostalgia recorre el filme de principio a fin y la excesiva recurrencia a una galería de representaciones de ese estado, atenta contra la película a partir de su segunda parte. Garci ofrece un relato bastante transitado desde lo argumental aunque estéticamente seductor y con una puesta en escena exhaustiva hasta en los detalles mínimos.
"Una historia de entonces" transcurre en un universo de mujeres unidas por un pasado compartido. La historia se desarrolla en un paisaje rural, un ámbito propicio para la introspección y la profusión de suspiros. Los tres personajes protagónicos no acaban de completar su existencia hasta que reaparezca el hombre que suponen que les corresponde a cada una.
La trama se desarrolla a mediados del siglo pasado, durante el gobierno de Francisco Franco. Julia, hija de una familia burguesa de Madrid, culta, cosmopolita y poco conservadora, y que además tiene una cabellera rubia que evoca a las divas platinadas de Hollywood, llega a la casa de campo de la familia donde pasó el tiempo feliz de su niñez para intentar superar la desaparición de su novio.
Allí aún vive Pilara, de su misma edad, pero con una vida que se reduce a educar sola a su hijo y a sospechar que ese mundo que regularmente se proyecta en la pantalla del cine local no le pertenece. Las dos mujeres están unidas por una amistad desarrollada en la infancia y, ahora, consolidada por el desencanto y la angustia compartidos de haber perdido a sus parejas. Aunque no se dice, es probable que los dos hombres hayan caído en batalla, militando en las filas republicanas.
En ese mundo blanco, donde la sensualidad se proyecta a través de la suntuosidad de una tela -la morbidéz de una bata de Julia despierta la incipiente fantasía erótica del hijo de Pilara- o donde las referencias políticas sólo se manifiestan como un comentario secundario, existe también una mujer mayor, Gala.
Gala es tía de Pilara y en su juventud experimentó sin culpas su sexualidad; librepensante y anárquica, también se da el gusto de contradecir a un cura reaccionario, en un bar, mientras fuma un habano. Esa experiencia le aportó la sabiduría necesaria para interpretar los gestos y los silencios y conjeturar que tantos sollozos por lo que se perdió, quizás no tengan demasiado sentido.
Calificación: 3 estrellas.
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La Ciudad
