| | "Libertad duradera": más dudas que certezas
| María Isabel Rivero
Washington. - Un mes después de iniciados los bombardeos de EEUU en Afganistán, nadie en el mundo sabe cuántas son las víctimas y cuántas de ellas fueron civiles inocentes o cuál es el daño exacto que se ha hecho a los blancos militares de los talibanes o de los miembros de Al Qaeda. El Pentágono asegura que su operación "Libertad Duradera" ha sido exitosa, inutilizando todos los campos de entrenamiento de la red terrorista liderada por Osama Bin Laden, limitando al mínimo la capacidad de respuesta aérea del régimen talibán y manteniendo una presión constante sobre Afganistán para facilitar un ataque por parte de la opositora Alianza del Norte. Pero la campaña tiene también sus contratiempos. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, comparó dar con Bin Laden a encontrar "una aguja en un pajar", y tanto el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Richard Myers, como el jefe del Comando Central de EEUU, general Tommy Franks, admitieron la dificultad de localizar al millonario saudita en los últimos días. Y mientras buscan a Bin Laden e intentan derrocar a los talibanes, aumentan las críticas internas a un método de ataque aéreo que está dejando una cantidad indeterminada de víctimas civiles. Los talibán dicen que han muerto mil civiles inocentes bajo el fuego estadounidense. Rumsfeld responde que eso es "mentira". El Pentágono sólo admite unas pocas víctimas fatales y destaca que los blancos se eligen cuidadosamente para evitar la muerte de civiles. "No creo que en la historia mundial haya habido una campaña de bombardeos hecha con más cuidado y precisión", alega Rumsfeld. Pero aún así, el bombardeo dio en una oficina de las Naciones Unidas, donde mató cuatro personas, en un barrio residencial cerca de Kabul y, por dos veces, en un depósito de la Cruz Roja. Un investigador en el Instituto Mundial de Políticas, William Hartung, evaluó que "después de cuatro semanas de bombardeos, incluso algunos de los más altos planificadores militares de EEUU están admitiendo que cada blanco militar ha sido ya golpeado varias veces. Sin embargo, los talibanes se mantienen en el poder y están tan fuertes como estaban antes del bombardeo (y) mientras tanto, las víctimas civiles se incrementan". Hay señales de que el Pentágono internamente también evalúa que los bombardeos no están resultando lo suficientemente efectivos. Una de esas señales es la decisión de la administración Bush de no parar el ataque durante el mes de Ramadán a pesar del pedido de la dictadura paquistaní de respetar el mes sagrado musulmán. Los puntos de vista de Pakistán se suelen tener en cuenta porque es un aliado fundamental para el éxito de "Libertad Duradera". Otra señal la decisión de avanzar hacia una segunda etapa del ataque, con una fuerte utilización de tropas de tierra en el montañoso territorio de Afganistán. Los preparativos para la llegada de las tropas terrestres incluyen un intenso intercambio con Rusia para aprender todo lo posible de la invasión soviética, y también la investigación de posibles bases operativas en Tayikistán, Uzbekistán, Kazajstán e inclusive dentro de territorio afgano no dominado por los talibán, por parte de expertos militares estadounidenses. Algunas tropas de elite ya han desarrollado en territorio afgano algunas tareas específicas, especialmente inteligencia para detección de blancos, pero de su resultado se sabe aún menos que de las víctimas inocentes de los bombardeos. Según un artículo de la revista The New Yorker, un operativo de la unidad Delta Force terminó en un "lío", porque recibió un "fuerte contraataque" de parte de los talibanes, que habrían herido gravemente a tres soldados y levemente a otros nueve. El artículo firmado por Seymour Hersh fue desmentido por diversas autoridades del Pentágono, que atribuyeron las heridas a maniobras con paracaídas y otros problemas del operativo, y afirmaron que no hubo un solo herido por fuego talibán. (DPA)
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