Una de las firmas prestatarias de servicios de Internet en esta ciudad detectó que al menos veinte personas estuvieron usurpando una cuenta para navegar durante casi 10 meses desde sus teléfonos particulares, según reveló Graciela Jordán, gerenta de Enredes. La estafa virtual se produjo contra la prestadora del sistema, aunque el efecto habría abarcado al titular de la cuenta en cuestión porque la maniobra habría permitido que los usurpadores tuvieran acceso a su correspondencia privada.
"Desde marzo pasado hasta hace pocos días se utilizaron más de 600 horas de Internet con esa cuenta, de la que el cliente dijo haber utilizado desde su teléfono sólo unas 100 horas durante ese período", explicó Jordán.
El hecho salió a la luz cuando el usuario involucrado fue alertado por personal de Enredes de que su consumo había sido demasiado alto en los últimos meses. "Nunca se había prestado atención al consumo -señaló Jordán- porque la tarifa es plana y, por ende, nunca pagó por excedentes del límite de navegación. Tenía dos cuentas y cuando por una no podía entrar a Internet utilizaba la otra. Tampoco supuso que eso ocurría porque varios usuarios truchos estaban utilizando esa cuenta".
Enredes posee un sistema que no permite a los usuarios ingresar a una misma cuenta desde teléfonos distintos a la vez para preservarse de este tipo de maniobras, por eso este fue el único caso que se registró en este proveedor de Internet. "Suele suceder que un usuario se conecte desde dos o tres teléfonos; pero desde tantos es la primera vez que sucede", dijo la gerenta de Enredes.
Al parecer, los piratas cibernéticos tenían acceso al nombre del usuario y su contraseña, por lo que desde cualquier teléfono podían utilizar esa cuenta sin tener contratado el servicio de Enredes.
La larga lista de teléfonos que utilizaban el servicio del usuario en cuestión se descubrió cuando personal de la firma comenzó a rastrear los teléfonos que se colgaban de esa cuenta y comprobó que no pertenecían al abonado. Muchos de los colgados tendrían algún grado de relación con estudiantes de un prestigioso colegio privado de Venado Tuerto.
Pese a que aún no hay jurisprudencia sobre este tema, el problema podría enmarcarse en la violación de correspondencia privada. No obstante el usuario cuenta con un servicio proporcionado por su proveedor para cambiar su contraseña cuando lo desea.
"En el caso registrado nunca se cambió la contraseña porque el cliente supuso que este tipo de cosas no podían ocurrir, algo de lo que se lamentó por no haber seguido las instrucciones del proveedor a través de los mensajes que son enviados frecuentemente a los clientes", señaló Jordán.
Según personal especializado, del hecho queda claro que varias personas tenían conocimiento de la contraseña aunque se deslindaron responsabilidades sobre algunas de ellas, ya que no hay pruebas para asegurar que divulgaron la contraseña a los demás enganchados.
Sugerencia
Para Jordán resulta conveniente aconsejar a los usuarios de Internet que tengan la precaución de renovar periódicamente sus contraseñas para evitar estas situaciones. En la mayoría de los servidores del sistema se pueden modificar desde el domicilio de los usuarios, sin necesidad de comunicarlo a nadie.