| | cartas Canalizar la bronca
| La deserción millonaria en votos positivos que arrojó esta última elección del 14 de octubre echa luz para algunas reflexiones importantes. Si bien se esperaba una repulsa masiva hacia un sistema gubernativo corrupto, vacilante, sin ideas ni propuestas serias, nadie o muy pocos estudiosos calcularon que alcanzaría un volumen tan significativo. Fue el medio más eficaz y contundente para dar rienda suelta a décadas de expectativas y deseos frustrados frente a promesas incumplidas con engaños reiterados desde altas esferas públicas. Esta masa tan voluminosa de habitantes insatisfechos tiene una composición heterogénea, pero no tanto. En general posee mayoría representativa de clase media, que en buena parte del siglo veinte fue base sólida de nuestra civilidad, de nuestra identidad. Con esta fusión de voluntades y mucho amor al país, fue moldeada una gran cantidad de profesionales, educadores, artistas, comerciantes, luchadores y progresistas. Pero en los últimos años ha caído en un pozo depresivo. Sin voluntad de intervención cívica dinámica. Sólo quejas y rezongos. Desvaídos y sin fuerzas. Esta actual clase media no se siente identificada con ninguna agrupación política. Los resultados de estos comicios representaron un golpe emocional muy fuerte. Nuestra consolidada democracia tiene una respuesta efectiva. La creación de uno o más partidos políticos, para canalizar, ordenar y ejecutar los lineamientos de una gran cantidad de personas de buena voluntad. Y adiós al "voto bronca". Es una idea. Hugo O. Bevilacqua
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