Año CXXXIV
 Nº 49.293
Rosario,
miércoles  07 de
noviembre de 2001
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Un pediatra mendocino propone crear centros de prevención de la desnutrición infantil
Funcionarían en diferentes ciudades del país, entre ellas Rosario

Belén Travesaro

La Argentina tiene uno de los índices de mortalidad infantil más altos del mundo, que alcanza al 21% de los nacidos vivos, a diferencia de Chile que tiene un 11% y Estados Unidos, 8%. Una de las causas que inciden en el incremento de estos valores es la desnutrición. El doctor Abel Albino, pediatra mendocino y director de la Fundación Conin, propuso un plan de acción para revertir el fenómeno. Para el especialista el eje principal de este propósito se basa en la creación de centros de prevención donde realizar un abordaje integral, que incluya enseñanza nutricional, educación para la salud, lactancia materna, estimulación temprana, escuela de artes y oficios y un programa de nutrición agraria, entre otras prioridades.
Albino visitó nuestra ciudad invitado por la Fundación Camino y la Universidad Austral para dictar una conferencia sobre cómo prevenir la desnutrición y la extrema pobreza.
También compartió con los padres Henry e Ignacio Peries, la experiencia de trabajo de la Fundación Conin de Mendoza. Allí, tomando como modelos los centros de tratamientos creados por el profesor chileno Fernando Monckeberg, Albino sumó el concepto de prevención.
Del encuentro con ambos sacerdotes surgió la posibilidad de crear un centro de prevención de la desnutrición en nuestra ciudad (ver aparte).

Menores de 6 años
La desnutrición afecta a niños por debajo de los 6 años, que son quienes necesitan de terceros para alimentarse. Pero estos, no disponen de los medios ni de la formación para hacerlo. "De nada sirve alimentarlos y retornarlos a su ambiente. Se los debe educar a través de programas de nutrición agraria, escuela de oficios y de pautas para la salud", señaló Albino. Y prosiguió: "en la Fundación Conin notamos que a pesar de las donaciones, los padres no les dan la comida a los hijos. A veces venden el alimento a los criaderos de cerdos o a los clubes. También están las madres que dicen que el chico no necesita comer, y que como el padre trabaja, es quien requiere de la comida".
Para el profesional, la desnutrición "es el resultado del subdesarrollo. Los niños malnutridos deberían existir sólo en los países pobres y no en este país, que es uno de los más ricos de la tierra", señaló.

Crecimiento interrumpido
Existen dos formas de desnutrición, la primaria, referida a la falta de alimentación, y la otra, vinculada con los niños que padecen alguna enfermedad, como por ejemplo, malformaciones en las vías urinarias que provocan una mala nutrición.
En virtud que la inadecuada nutrición afecta el desarrollo cerebral, para el especialista es primordial asegurar una dieta correcta en los primeros años de vida. "El cerebro es el órgano que más rápido crece; pesa 350 gramos en un recién nacido y llega a 900 gramos a los 14 meses, donde alcanza el 80% del cerebro adulto. En los primeros meses, a través de una adecuada ingesta de proteínas, el cerebro crece a un ritmo de 2 miligramos por minuto. Por lo tanto, es muy poco lo que podemos hacer si no recuperamos antes de los 2 años la materia gris", explicó Albino.
El daño cerebral producido por la desnutrición se puede prevenir. "Esto es posible únicamente mediante centros de prevención para captar el problema de antemano, y centros de tratamiento, en el caso que el padecimiento esté avanzado. La principal riqueza del país es su capital humano, y si está dañado, no tiene futuro".
El pediatra chileno Fernando Monckeberg -bioquímico nutricional de Harvard y economista en la Universidad de Chile- fue el creador de los centros de tratamiento de la desnutrición. "Chile es el único país que quebró el aumento de niños malnutridos y logró salir aun persistiendo las causas que generan la extrema pobreza", contó Albino.

Centros de prevención
Para Monckeberg los niños desnutridos deben recibir tratamiento en ambientes especiales, a un costo menor que el hospital. "Son centros intermedios que requieren de un menor tiempo de internación que el que recibirían en el hospital (de tres meses baja a un mes y medio), y por ende, con menores costos", contó Albino.
A esto se suma que el niño desnutrido está "inmunodeprimido", por lo que si lo deja en el hospital, se infecta y puede morir. "El lugar ideal es aquel donde no haya chicos con otras patologías", agregó.
En Mendoza, de la mano del doctor Albino, la Fundación Conin cuenta con un centro de recuperación similar al modelo chileno. Los niños llegan allí derivados por los hospitales generales y las instituciones de salud. "Entre otras cosas, se trata de restablecer el vínculo afectivo con la madre. En general se trata de niños de mal aspecto y mal olientes, por esto se los va dejando de lado; es poco demandante, no habla. No es el niño que camina por la calle, sino el que se refugia en una caja. Los padres a veces dicen que nació enfermito cuando en realidad vino al mundo con todas sus potencialidades para desplegar", enfatizó.
Para el especialista mendocino, una de las claves de estos centros es la estimulación del niño, que facilita su rápida recuperación

Contención afectiva
Albino relata que el doctor Monckeberg comprendió la importancia de la estimulación afectiva a través de una conversación con una enfermera del centro que funciona en Chile. "Al consultarla porqué no muere ningún niño alojado en su sala, la mujer le contestó que no los tiene dos meses mirando el techo, no les pincha las venas, ni les pone sondas, y por el contrario, les canta y les da un motivo para vivir. Esa actitud es muy importante, además de restablecer los lazos con la familia, para que el niño continúe con una vida saludable".
. A través de su experiencia, Mockeberg logró bajar la mortalidad infantil en Chile, convirtiéndola en la más baja de América Latina (11%).

Obligación moral
En la Fundación Conin, el centro de prevención se llama María Alejandrina Rosa de Arenas, "único en el mundo", y el dedicado a tratamientos lleva el nombre de la Madre Teresa de Calcuta, "único en la Argentina". A partir del trabajo en la capital mendocina se abrió luego un centro similar en la ciudad de Rivadavia, y otro en Paraguay.
"La prevención es menos costosa que el tratamiento. Un centro que atiende a 500 chicos cuesta 8000 pesos por mes. En cambio una clínica de tratamiento de 50 chicos insume 30.000. Mientras que si esos 50 chicos estarían en un hospital general gastarían 500.000".
"Los que tuvimos la oportunidad de estudiar y capacitarnos tenemos la obligación moral de ayudar a los necesitados. Esta es una inversión a futuro que tiene como principal objetivo la educación", cerró Albino.



La desnutrición afecta a niños menores de 6 años.
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