Miguel Pisano
El director técnico de Rosario Central, Juan José López, se halla ante uno de los desafíos más apasionantes para cualquier entrenador: la posibilidad de entrar en la historia grande del club que conduce, justamente en la antesala de uno de los clásicos más esperados por sus hinchas. Jota Jota apostó fuerte en la fecha anterior al hacer debutar a cuatro pibes en primera, y tanto los jugadores como la gente le respondieron con el apoyo esperado tanto dentro como fuera de la cancha, en la semana previa al clásico, justamente. El Negro recuperó así el componente anímico -un factor fundamental, sobre todo ante un clásico- con el ingreso de un puñado de muchachos con demasiado hambre de primera y de gloria, que le devolvieron al equipo la autoestima y ese poder de lucha contra la adversidad imprescindibles para cualquier emprendimiento. Y por más que Jota Jota trate de quitarles presión a sus jugadores, reconoce que se halla ante una oportunidad histórica de pisar fuerte en el club como lo hiciera Miguel Angel Russo con aquella recordada goleada inconclusa del 4 a 0. Si hasta el propio Patón Bauza, el conductor de un ciclo exitoso, ídolo y máximo goleador del club en la historia del clásico, daría varios años de su vida con tal de estar sentado este domingo más que nunca en el banco de suplentes de Central, no sólo para sacarse la espina de no haberle ganado todavía al rival de siempre por los puntos sino, además, por tener esta gran oportunidad de hacerlo con la posibilidad de cortar una racha de 21 años sin triunfos como visitante. En síntesis, Jota Jota dirigirá este domingo el partido que todos los hinchas sueñan con jugar y ganar.
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