El crimen del empresario Ricardo González parecía no tener explicación. El hombre fue asesinado el 6 de abril pasado en el desenlace de un asalto a su taller metalúrgico pese a que no opuso resistencia, los ladrones tenían la situación bajo control y ya se habían alzado con 2.400 pesos. Pero antes de escapar, en lo que se interpretó como un gesto innecesario de violencia, uno de ellos disparó su pistola a la cabeza de la víctima. Ahora, con la detención del presunto homicida, los investigadores descubrieron que el enigmático crimen tenía una causa: González fue asesinado porque reconoció a su asesino, un inexperto ladrón que tiempo antes había frecuentado la firma por razones laborales.
Esa es la principal hipótesis que manejan con respecto al caso los investigadores de la Brigada de Homicidios, que ayer apresaron a Walter Darío Ríos, a quien le imputan ser el autor material del homicidio del empresario. Durante varios años, el hombre había llevado piezas mecánicas al taller de la víctima para que las torneara. La policía estima que, al ser reconocido por el empresario, el homicida lo mató para garantizar su silencio.
El detenido fue localizado en una vivienda precaria de Arévalo al 100, luego de una larga y complicada búsqueda policial. A los investigadores les demandó varios meses encontrar al sospechoso ya que, según contó una fuente policial, "es un hombre muy escurridizo y sabíamos que podía estar fuera de la ciudad".
De emboscadas y fugas
Antes de llegar a él, los agentes le tendieron varias emboscadas que no dieron resultado. Uno de esos procedimientos fue desplegado el Día de la Madre: "Realizamos diez allanamientos suponiendo que podría haber venido a visitar a su mamá, pero no obtuvimos buenos resultados", señaló el vocero. Luego llegó a oídos de los detectives un dato que profundizó sus suposiciones: indicaba que el prófugo estaba en la casa de sus abuelos maternos en la localidad bonaerense de Rafael Castillo.
Hacia allí fueron el jueves pasado los detectives de la Brigada de Homicidios, pero tampoco lo hallaron. "Los vecinos nos dijeron que se había ido la noche anterior", explicó el comisario José Luis Juárez, jefe de Homicidios de la Unidad Regional II.
Ante ello los pesquisas supusieron que Ríos había regresado a Rosario y aquí se enteraron de que estaba viviendo en una villa del norte de la ciudad. Entonces, a las 6.30 de ayer y con una orden de allanamiento de la jueza de instrucción Alejandra Rodenas, llegaron a un rancho de Arévalo 129, donde apresaron al sospechoso.
El suceso por el que está imputado Ríos ocurrió el pasado 6 de abril en el taller metalúrgico GH, de Rueda 6049, propiedad de Ricardo González. A las 15.15 de ese día, el empresario arribó a la firma en un Fiat Uno blanco. Venía de un banco céntrico del que había retirado dinero para pagarles los sueldos a sus empleados.
Cuando González descendió del vehículo aparecieron dos hombres armados. Uno de ellos tenía una pistola y una granada. Enseguida encañonó a los empleados y los obligó a ingresar al taller bajo la amenaza de activar la granada. El otro llevó al empresario hasta las oficinas de la parte alta del galpón. Pocos segundos después dos estampidos estremecieron a los empleados de la empresa.
González le había entregado todo el dinero que tenía, pero el asaltante había disparado un balazo que perforó el cráneo del empresario. "Lo mató porque la víctima lo reconoció", contó Juárez.
Por otra parte, los investigadores sospechaban que el trágico robo habría sido consecuencia de "una entregada" y ahora pudieron confirmarlo. "Ríos trabajaba para una empresa metalúrgica que le derivaba trabajo a la firma de González", contó el jefe policial.
Durante varios años, según contó Juárez, Ríos "llevó piezas al taller de la víctima para que las torneara. Entonces conocía los movimientos de la empresa y sabía que los viernes González retiraba dinero del banco para pagarle a sus empleados".
Curiosamente, el día del hecho Ríos ingresaba en el mundo del delito después de ser despedido de la empresa donde trabajaba. "Fue el primer robo a mano armada que cometía", confió Juárez.
En tanto, su cómplice, Raúl Ruiz, de 26 años, fue detenido el 18 de abril pasado en una casa de Vélez Sarsfield al 6000. Según el portavoz, este muchacho habría sido partícipe necesario del homicidio y además está acusado de dos crimenes ocurridos en la ciudad de Santa Fe.