Año CXXXIV
 Nº 49.292
Rosario,
martes  06 de
noviembre de 2001
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Nunca simpatizaron con los árabes de Al Qaeda
Los habitantes de Kabul quieren que Bin Laden abandone Afganistán
Pese a la censura talibán, los pobladores comienzan a manifestar su hartazgo

Kabul. - Cuatro semanas después de haber comenzado Estados Unidos sus bombardeos, los afganos entrevistados en esta capital se preguntan si merece la pena que continúe en el país Osama Bin Laden, a quien acogió el régimen talibán. "Honestamente no sabemos por qué sigue aquí", dijo Mohammed Farhat, un farmacéutico de Kabul, en referencia al principal sospechoso de los ataques terroristas del 11 de septiembre que mataron a unas 4.500 personas en Estados Unidos. "La situación es francamente mala para el pueblo afgano, pero nada podemos hacer".
El Talibán insiste que Washington no ha presentado pruebas de la participación de Bin Laden en los ataques y dijo que sería una afrenta contra el Islam entregar a un "huésped" musulmán a un gobierno no musulmán.
No hay sondeos de opinión en Afganistán y es difícil calibrar la opinión generalizada de la población en un país en el que las comunicaciones son muy rudimentarias. Sin embargo, las conversaciones en las calles, comercios y mercados de la capital sugieren que un número creciente de afganos -desgastados por más de 20 años de guerra civil y abrumadora pobreza- desea que bin Laden abandone Afganistán. Pese a ello, es poco lo que pueden hacer porque casi nadie se atreve a desafiar la rigidez del régimen islámico que gobierna la mayor parte de Afganistán. Los seguidores árabes de Bin Laden de su organización Al Qaeda nunca fueron populares entre los afganos, que los consideran hostiles y entrometidos. Pero la mayoría de la población parecía hasta hoy aceptar su presencia, aunque sin entusiasmo y a regañadientes.
Esa actitud comenzó a cambiar tras los ataques del 11 de septiembre y el temor a las represalias norteamericanas. Ahora, al entrar los bombardeos en su quinta semana, algunos afganos critican abiertamente la presencia de los terroristas árabes de Al Qaeda. "Esto no es vida, nada hay para la gente de aquí", lamentó Haji Islam Uddin, acurrucado para defenderse del frío. "Ni siquiera hay pan. Por supuesto que Osama debería ser entregado. Si no, debería marcharse, abandonar el país". Un criterio que parece extenderse en Kabul.(AP)


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