Año CXXXIV
 Nº 49.292
Rosario,
martes  06 de
noviembre de 2001
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Seis jóvenes rosarinos fueron agredidos por un poblador de las islas
Antonio Bonfatti, dijo que "si hubo abuso, la policía tendrá que ser sancionada"

Pablo R. Procopio - Pedro Squillaci

"Rosarinos de mierda, váyanse de acá", fue la frase que partió de un irascible hombre en lo que parecía una madrugada tranquila. Ojalá se hubiese quedado sólo en la intención. Pero fue mucho más allá, tomó un arma y comenzó a disparar, incluso apuntando -tal cual denunciaron las víctimas- a la cabeza de uno de los seis chicos que lo miraban azorados en el parador Isla Verde. Algunos de los jóvenes salieron a buscar ayuda, nadie respondió. Ocho policías de Entre Ríos llegaron al lugar, pero lo hicieron para cumplir a rajatabla los pedidos del agresor, incluso sumando más violencia. Los chicos fueron trasladados de regreso a la costa de Rosario. No salían de su asombro. Temblaban de miedo. El mismo temor que surgió de las palabras del secretario de Gobierno de la Municipalidad, Antonio Bonfatti, quien no dudó en caratular al hecho como "un abuso de autoridad" cuyos autores "tendrán que ser sancionados".
Sorpresa e indignación fueron las sensaciones que transmitió Bonfatti, quien se enteró a través de La Capital del confuso episodio. "Esto es un abuso de autoridad, no nos vamos a quedar con los brazos cruzados", dijo el funcionario al escuchar la descripción de los hechos.
El secretario político de la Intendencia consideró que "el ministro de Gobierno de la provincia de Santa Fe (Lorenzo Domínguez) tiene que tomar cartas en el asunto y comunicarse con su par de Entre Ríos, ya que se trata de una situación muy grave. Hay que salir en defensa de cualquier argentino que sufra abuso de autoridad, y de comprobarse que este incidente sucedió tal como lo relatan las víctimas, la policía de Entre Ríos debe ser sancionada", enfatizó.
Tras admitir que la Municipalidad de Rosario puede intervenir más desde lo político que desde lo jurisdiccional o legal, prometió comunicarle los incidentes al intendente Hermes Binner para que haga lo propio con la jefa comunal de Victoria, Gracia Jaroslavsky.
Este diario intentó comunicarse telefónicamente con Jaroslavsky, pero "la persona encargada de prensa" de esa Municipalidad pidió las disculpas de rigor y sugirió que "llamen a la intendenta mañana o pasado porque ella no está en tema".

No podrán olvidar
El grupo de amigos que acampaba en la isla (frente a Costa Alta) querrá olvidarse del inicio del último viernes, pero le será difícil. No siempre se hace imprescindible esconderse detrás de árboles y carpas, pero era la única manera de evitar las balas que provenían de "una persona que vive ahí con su esposa, un hombre de 1,70 de estatura, más o menos, medio gordito, de barba, canoso", apuntó Valeria Costanzo (22), una de las chicas afectadas.
A las 13 de del jueves, Valeria había partido con una amiga, Yanina Verolin, desde Costa Alta para pasar algunos días en la isla. Media hora después ambas ya estaban allí. El descanso terminó pronto y no llegó a ser tal.
"Para cruzar pagás dos pesos que incluyen el traslado y las comodidades del camping", dijo Valeria sin imaginar que se iba a encontrar con lo que se encontró.
"A unos 50 metros del bar está la casa del hombre", contó respecto del agresor, de quien dijo que "vive ahí". Luego afirmó que no era la primera vez que pasaba una cosa así, pero esta era la primera que lo daban a conocer.
"En plena oscuridad el tipo me pegó una trompada, me tiró al piso y me empezó a pegar patadas. La policía (que llegó más tarde) no hacía nada", sostuvo Valeria. "Quedate piola, callate porque te mata", habría señalado uno de los uniformados respecto del agresor. "No entiendo la autoridad que tiene el tipo sobre la policía entrerriana. Nadie lo paró", remarcó la joven antes de volver a recordar el primer momento de terror: "El tipo salió de su casa y empezó a los tiros como loco".
La policía de la vecina provincia, en tanto, aportó más violencia. "A uno de los chicos le pegó con palos en la espalda. Aparte, tiene un moretón gigante en el brazo", indicó.
Para regresar a la costa rosarina los seis jóvenes fueron trasladados a bordo de una lancha en plena madrugada (4.30 aproximadamente) y sin las más mínimas condiciones de seguridad, tal cual lo denunciaron los chicos. "La lancha no tenía salvavidas y nos la tuvimos que bancar", apuntó Valeria. La denuncia en Prefectura se radicó cerca de las 6.30.



Los chicos fueron cruzados a Rosario a la madrugada.
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