Año CXXXIV
 Nº 49.290
Rosario,
domingo  04 de
noviembre de 2001
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"Almorzando con Mirtha Legrand" tiene el récord de permanencia en TV

Cuando todos pensaban que Mirtha no regresaría a los almuerzos televisivos en 2001, después de su traumática ida de América, la conductora reapareció en mayo pasado en el canal estatal. Todos recuerdan aquel primer programa en su vuelta a Canal 7, el par de dardos lanzados por Chiquita. En medio de un almuerzo que había empezado demasiado tranquilo exhortó a "que los ricachones paguen los impuestos que deben". La diva de los almuerzos se refería al rojo de las cuentas del Estado nacional.
En esa ocasión, cuando China Zorrilla (una de las invitadas del popular almuerzo) le recordó que al día siguiente la gente del cine argentino se reuniría en la vereda del Ministerio de Economía de la Nación para protestar por la extensión del IVA a las entradas de cine, la conductora se agitó y lanzó dos o tres ácidas críticas, de esas que ella asesta tan certeramente. "¿Qué le pasa a (Domingo) Cavallo?", comenzó preguntando. "Me extraña que le haya puesto el IVA al cine porque yo los conozco, a él y a Sonia (esposa del ministro). Daniel (Tinayre, el fallecido esposo de Legrand) y yo los tratamos, aunque nunca les pedimos nada, salvo una vez en que mi esposo le pidió a Cavallo una subvención para la Cinemateca Argentina...". Frases para la antología de la televisión nacional.
Así es Mirtha. Criticada, amada, odiada, pero nunca ignorada. Puede generar una mística devoción o un rechazo ancestral al mismo tiempo. Debutó en la TV en el 68 y su programa de almuerzos es el de más permanencia en el aire desde su debut, y si alguna vez se escribe el libro sobre "Almorzando con Mirtha Legrand", que la conductora promete y no cumple, el abanico de anécdotas iría desde un patetismo cruel hasta la más absurda de las situaciones.
Mirtha está a la altura de cualquier presentador de la vieja escuela norteamericana, de esos que supieron reciclarse y enfrentar los nuevos códigos de la televisión. Como una especie de Ed Sullivan o Johnny Carson femenina, Chiquita es una de esas figuras que no aparece con frecuencia en la pantalla chica. Es un hecho que en la TV hay crisis de conductores: los viejos no supieron aggionarse y los nuevos no abandonan la estupidez.
En los ya célebres almuerzos de Mirtha existen algunos personajes que son abonados eternos y también hubo algunos que se resistieron a asistir, como por ejemplo Rodolfo Bebán. Pero hay una frase con pinta de slogans que el tiempo volvió irrebatible: Nadie es tan famoso ni tan importante si aún no se sentó a la mesa de la diva.


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