El XVII Encuentro Nacional de Colectividades recuperará este año a Francia y el Centro Vasco, dos ausencias que se sintieron en el 2000. La gran fiesta de los rosarinos comenzará el viernes próximo y se extenderá hasta el 18 de noviembre. Como adelanto para que la ciudad se vaya familiarizando con los trajes, los bailes y las músicas típicas de los más de 45 países que tienen descendientes en Rosario, ayer a la mañana desfilaron por la peatonal Córdoba delegaciones de cada colectividad. Este año, además, la fiesta acusará recibo de lo que está ocurriendo en el mundo y desde el mismo día de su inauguración se pronunciará a favor de la paz y la tolerancia entre las culturas.
La reincorporación de los vascos y los franceses fue la primera buena noticia de esta edición del encuentro. La segunda es que "hasta ahora no se produjo la caída de ninguna de las colectividades que participaron el año pasado", adelantó la tesorera de la asociación que las nuclea y una de las tradicionales caras del encuentro rosarino, Ana María Porota Matuck.
Así, entre 45 y 50 colectividades presentarán sus stands, espectáculos y comidas típicas, y otras dos -baleares y cántabros- participarán sólo de la programación cultural.
Este año cada institución recreará festejos populares de sus países de origen y tradicionales escenas callejeras. Ese será el caso del entierro de las sardinas del Centro Castilla o la celebración de una boda típica por parte de la Sociedad Libanesa. Francia, además, hará un repaso de toda su moda a lo largo de la historia en el escenario central.
En el caso del stand argentino, cuya programación volverá a correr por cuenta de la Secretaría de Cultura municipal, la programación más novedosa serán las kermeses, una atracción que gozó de la adhesión popular rosarina en los años 50.
Piden precios accesibles
Y, por supuesto, las comidas étnicas volverán a ser como cada año importantes centros de atracción. Consciente de que los platillos no son un tema menor para los visitantes, el titular del Ente Turístico Rosario (Etur), Raúl Garo, se encargó de exhortar a las colectividades para que fijen precios accesibles de modo de permitir el consumo.
"Seguramente, la austeridad será una de las marcas de esta edición", vaticinó el funcionario, aunque estimó que ello no nublará el clima festivo del encuentro.
El ahorro se advertirá, por ejemplo, en el montaje y fondo del escenario central, nuevamente de frente al Monumento, donde se desarrollará el espectáculo de apertura con la participación del Ballet Folclórico Nacional. El día de la inauguración también será la oportunidad para concretar un "acto simbólico por la paz", con la participación de todos los concurrentes. Y como era de esperar, por segundo año consecutivo la fiesta irá en busca de su reina entre las postulantes inscriptas de cada colectividad.