Año CXXXIV
 Nº 49.289
Rosario,
sábado  03 de
noviembre de 2001
Min 15º
Máx 29º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Editorial
El ántrax que no era

El ántrax no ha llegado a la Argentina. En primer término sólo se puede decir que esta confirmación es una buena noticia; pero detrás tiene una historia de errores que generó, como es obvio, una alarma generalizada en la población. El pánico se disparó el 19 de octubre, cuando en una conferencia de prensa el ministro de Salud, Héctor Lombardo, anunció que el Instituto Malbrán había establecido que un sobre procedente de Miami contenía el bacilo.
A partir de ese momento todo se volvió incontrolable. El temor se expandió por el país y los bomberos debieron acudir a cientos de llamados. Más de 4.500 sobres "sospechosos" fueron enviados a hospitales y laboratorios para su análisis y gran cantidad de personas acudió a consultas porque creían estar infectadas. Ahora, desde el Malbrán admiten que el sobre no contenía esa bacteria sino otra muy similar. Podría ser una de tres alternativas: hay un 83% de probabilidad de que sea una cepa del ántrax que no provoca la enfermedad; un 98% de que se trate de la bacteria neuss, o que sea turingiensis, pero en el país no hay reactivos para hacer el análisis. Esta prueba se hará en el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos en los próximos días. Tampoco es la cepa del ántrax que se usa para hacer vacunas en la Argentina.
En ese momento era imposible suponer que un anuncio de semejante trascendencia, y formulado por el máximo responsable del área, podía tener un margen de error. Pero no solamente fue erróneo, sino que Lombardo sabía en ese momento que los resultados no eran definitivos y que se seguían haciendo análisis.
El ministro no lo dijo; se equivocó gravemente y ocultó una parte de la verdad. Un error inadmisible, un "olvido" imperdonable, dos cuestiones que resultan francamente intolerables para un funcionario de su responsabilidad. En un país serio, Lombardo ya habría salido eyectado de su lugar en el gabinete nacional; es más, se habría ido solo. Hasta este momento sigue en su cargo. Un gesto de sensatez, si es que todavía se le puede pedir sensatez al ministro, es que se haga cargo de este despropósito y asuma su responsabilidad.


Diario La Capital todos los derechos reservados