Año CXXXIV
 Nº 49.289
Rosario,
sábado  03 de
noviembre de 2001
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El asesinato de Luciano Manno y la reacción de sus ex compañeros y docentes
Un barrio conmovido por la violencia
El sábado pasado un chico de 17 años murió apuñalado por otros dos menores al salir de un baile en la zona sur. El caso impactó en la comunidad educativa de la escuela Echevarría, a la que el adolescente concurría

Paola Irurtia

Llantos constantes, angustia, impotencia y temor es lo que manifiestan los ex compañeros de Luciano Manno, el chico de 17 años que fue brutalmente asesinado a puñaladas por dos menores del barrio El Plata el sábado pasado, a la salida de un baile para recaudar fondos. La situación, que es crítica en la escuela a la que concurren los chicos que organizaron el baile, no es distinta para los padres, que se manifiestan incapaces de encontrar una solución a la violencia que vivieron sus hijos.
"Los chicos están muy mal. Sufrieron una experiencia muy traumática, muy violenta", dijo la vicedirectora de EGB 3 de la escuela Echevarría, María Teresa Salmerón. Durante toda la semana, los ex compañeros de Luciano se pasaron el día llorando, hablando de lo que ocurrió con las profesoras y autoridades de la escuela. "Sólo pueden ir del salón al baño entre crisis de llanto", contó Salmerón.
La docente señaló que el chico que fue testigo del ataque a Luciano, de 15 años, no sale de su casa, y la joven a la que agredieron en el baile recibió reproches por haber pedido ayuda, lo que generó una encendida reacción por parte de sus familiares que fueron a pedir explicaciones a la puerta de la escuela. Para la vicedirectora "hay una confusión muy grande provocada por el dolor y la impotencia, y los chicos buscan culpables y responsables de lo que ocurrió entre los que tienen más cerca".
A raíz de la situación, las autoridades de la escuela decidieron pedir ayuda a SOS escuela, y otros organismos dependientes del ministerio o municipales para intentar contener la situación. "Hacemos todo lo posible, pero ante un hecho tan trágico, tan violento, los recursos de la escuela son insuficientes para dar una respuesta", asumió la docente.
Luciano fue asesinado a puñaladas a pocas cuadras del club La Consolata, en Patria y Las Flores, donde sus ex compañeros de escuela habían organizado un baile para recaudar fondos para festejar su graduación. Dentro del club se inició una disputa cuando un chico empujó a una de las chicas, también alumna de la escuela. Otro jovencito que quiso defenderla fue atacado con un botellazo en la cabeza que lo dejó inconsciente y sus compañeros salieron a correr a los agresores.
Después de unas cuadras el grupo se disgregó y dos integrantes del primer grupo volvieron sobre sus pasos y atacaron a puñaladas a Manno, ante la vista de uno de sus compañeros que permaneció oculto. Después del ataque, los chicos volvieron a buscar a Luciano y lo encontraron mortalmente herido. Cuando llegó la policía aumentó la confusión y varios de los chicos fueron maltratados. Finalmente Luciano murió como consecuencia de una puñalada en el corazón y cortes en distintas partes del cuerpo.
A partir de ese día el barrio se convulsionó. Los chicos tienen miedo de ir a la escuela, o directamente no quieren salir de sus casas. Algunos, incluso, volvieron a dormir en la cama de los padres. Por su parte, algunas madres pidieron que se ponga custodia policial en la puerta del establecimiento, en Ovidio Lagos al 5800. Otros familiares colocaron un cartel en la puerta, para iniciar una acción conjunta ante la posibilidad que los dos atacantes sean liberados.
"La gente está muy molesta", contó la directora. "Sabían que al menos uno de los detenidos tenía antecedentes, había estado en un instituto de recuperación, pero lo que pasó ahora es terrible", remarcó.
La situación fuera de la escuela es, quizás, más violenta. La posibilidad de que los detenidos queden libres inquieta a gran parte del barrio. El padre de uno de los alumnos, que pidió reserva de su identidad, contó que varios grupos adolescentes entre 15 y 17 años, de distintos barrios de la zona, sólo piensan en vengarse. Incluso comentó que varios le advirtieron al padre de uno de los detenidos, apodado Lelé, que "las pagará al salir de prisión".
El hombre también criticó el accionar de la policía que atacó a los chicos que querían socorrer a Luciano. "Se amparan en la impunidad y sólo aumentan la sensación de inseguridad en la que se vive", señaló.
"Creo que los grandes no queríamos darnos cuenta de lo que estaba pasando, y ahora, después que murió un pibe, nos agarramos la cabeza", dijo el hombre que se confesó impotente ante la violencia.


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