Jorge Sansó de la Madrid
Carlos Reutemann chocó con su auto ayer a la madrugada en Santa Fe. De los varios accidentes que protagonizó, fue el único que involucró a terceros: un matrimonio que viajaba en el vehículo con el que impactó, que sufrió heridas leves. El hecho, acaso, revela la extrema tensión con la que el Lole regresaba de Buenos Aires al cabo de otras 48 horas de ardua pulseada con el ministro Domingo Cavallo por la distribución de los fondos coparticipables. Reutemann y su acompañante, el subsecretario de Finanzas, Miguel Angel Asensio, resultaron ilesos de la colisión, que se produjo cerca del domicilio del gobernador, aproximadamente a la 1. Desde su celular, el Lole llamó a una ambulancia del servicio provincial de emergencia, que arribó al lugar a los pocos minutos junto a móviles policiales. Un segundo percance ocurrió mientras eran transportados los heridos al hospital José María Cullen. En la esquina de 25 de Mayo y bulevar Pellegrini el móvil policial que escoltaba a la ambulancia chocó contra un taxi, cuyo conductor fue también internado a causa de politraumatismos sin consecuencias graves y fue dado de alta ayer. "No sé si la sorpresa del señor era por el choque en sí o por haberse encontrado con que era Reutemann el que conducía", relató uno de los policías que acudieron al lugar. El matrimonio lesionado, Ricardo González (54 años) y su esposa, Dora Lucena (53), fueron dados de alta a media mañana. La pareja, domiciliada en Colastiné Norte, paseaba por la zona residencial de Guadalupe a bordo de su Ford Escort, que en la esquina de Riobamba y Obispo Boneo fue embestido por el Chevrolet Vectra piloteado por Reutemann. Extenso es el anecdotario que recoge las hazañas como piloto del gobernador por los caminos de la provincia y difusa la línea que separa la realidad de la leyenda de muchas de esas historias (un conspicuo funcionario contó que una vez Reutemann viajó de Santa Fe a Rosario, por la autopista, sin haber pisado el pedal de freno ni una sola vez). Quizá porque conoce como nadie los riesgos de la velocidad, siempre aconseja "que la mejor forma de evitar accidentes es andar atado y despacio". A pesar de ese consejo, el Lole tuvo más de un contratiempo automovilístico desde su ingreso a la política, donde cultivó un afán por estar en todos lados, todo el tiempo. Como prueba, varios autos ya son historia. La compra de un helicóptero personal emparejó la batalla contra los horarios y las distancias, máquina a la que no sube si no es para conducirla. Sin contar el de ayer, el último accidente (conocido) le dejó secuelas severas. Ocurrió una noche del 99 cuando volvía a Santa Fe desde Rosario. En Santo Tomé fue chocado desde atrás cuando frenó ante un semáforo. El incidente le generó una molestia cervical persistente, daño que se agravó tras un golpe en la cabeza a bordo del Duhaldemóvil y que derivó en la operación a la que se sometió en Nueva York. Reutemann chocó ayer cuando volvía de Buenos Aires, donde participó de agotadoras negociaciones no exentas de enojos y discusiones. Quizá el cansancio atentó contra sus entrenados reflejos. A las 6 dialogó desde la Casa Gris con los médicos del Cullen para interesarse por la salud de los heridos. Al rato partió hacia el sur provincial para sobrevolar las zonas inundadas de la laguna La Picasa.
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