La sucursal de Tía en Santa Fe también cerró ayer sus puertas, un día antes que su par rosarina. La diferencia esencial entre los dos casos es que, mientras la firma garantizó la continuidad laboral en Rosario, despidió a los 19 empleados de la capital provincial. El cierre del local, uno de los más tradicionales en Santa Fe, se produjo pasado el mediodía entre escenas de llanto por parte de los empleados, que acababan de enterarse de la medida. La empresa invocó descenso en la actividad comercial, liquidó los sueldos de octubre y prometió pagar las indemnizaciones el próximo martes.
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