La guerra que libra EEUU contra el terrorismo ha acentuado la oposición de Washington a una eventual victoria sandinista. A partir de los atentados del 11 de septiembre, las declaraciones del gobierno de George W. Bush contra el sandinismo se han endurecido. Aunque la Casa Blanca asegura que respetará el resultado, el Departamento de Estado dejó en claro su molestia ante la eventualidad de que regrese a la presidencia del país centroamericano Daniel Ortega, enemigo ideológico de Washington en la década de 1980, en plena Guerra Fría. "Tenemos serias preocupaciones con el historial sandinista de violaciones de los principios democráticos, los derechos humanos básicos, la expropiación de propiedad sin compensación, y lazos con patrocinadores de terrorismo", dijo el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos Marc Grossman.
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