Eduardo Caniglia
"Debemos hacer un pormenorizado inventario de lo que nos robaron pero estimamos que la cifra ronda los 500 mil pesos", dijo ayer Rubén Ghioldi, secretario general del Sindicato Empleados de Comercio, en relación al vaciamiento que una banda integrada por al menos cuatro hombres perpetraron la mañana del domingo contra la farmacia de la institución, ubicada en pleno centro de la ciudad. Para llevar a cabo el robo, los ladrones actuaron con movimientos sincronizados, inmovilizaron a tres personas que se hallaban en la sede sindical y con el botín en su poder escaparon en dos vehículos utilitarios. Ghioldi indicó a La Capital que el atraco ocurrió cerca de las 10 del domingo. A esa hora un hombre golpeó a la puerta de la central sindical ubicada en Corrientes 450 con una excusa: quería una entrada para la función de teatro que se presentaría en la sala de la entidad en horas de la noche. Cuando el custodio de una agencia de seguridad privada le respondió que debía pedirla a la tarde, la respuesta del intruso no se hizo esperar: desenfundó una pistola y se introdujo en el local. Mientras esto ocurría, llegó al gremio un empleado de mantenimiento de apellido Franchini que corrió la misma suerte que el vigilador. "Al custodio lo hicieron sentar de espalda frente a un escritorio ubicado en la recepción mientras otro maleante golpeaba con un revólver en la nuca a Franchini y le decía que no lo mirara", explicó Ghioldi. Después, los dos hombres fueron introducidos en una pequeña habitación y cuando parecía que los ladrones ya tenían la situación controlada arribó al local un médico de apellido Chiozone, que se encarga del sistema de computación del sindicato. El profesional fue también encerrado y entonces los ladrones decidieron comenzar la tarea delictiva. Se dirigieron hacia el fondo del local, donde funciona la farmacia con la intención de apoderarse de los fármacos, pero se enfrentaron con un obstáculo imprevisto: la puerta estaba cerrada y ninguna de los tres empleados tenía la llave. Entonces, los intrusos intentaron abrirla con una barreta, pero no lo lograron. Así, no les quedó otra alternativa que destrozar el cristal de la parte superior para lograr su objetivo. Una vez adentro comenzaron a apoderarse de los remedios mientras "se los pasaban" a través de la banderola subidos a sillas. Mientras esto ocurría, otros dos maleantes ya habían ingresado con dos Trafic a la playa de estacionamiento ubicada en un subsuelo del edificio, para lo cual forzaron la cerradura automática del portón eléctrico. Casi al mismo tiempo, los otros ladrones -que estaban en el interior del local- comenzaron a bajar los remedios por el montacargas que lleva al garaje, pero debieron superar otro obstáculo. "Se quedaron encerrados en el ascensor de carga y rompieron la puerta", explicó Ghioldi. Según contó el dirigente gremial, "los asaltantes conocían las características del inmueble y por ello no tuvieron dificultades para bajar a la playa y cargar las dos combis de color blanco con medicamentos". Dos horas después de haber llegado, los asaltantes abandonaron el lugar. "Se llevaron el 80 por ciento de los medicamentos y según nuestras estimaciones son conocedores del mercado farmacéutico porque eligieron los remedios que se robaron", comentó un allegado al sindicato. Antes de irse, los maleantes ataron las manos de los tres empleados y los trasladaron a un baño con una velada advertencia. "Les dijeron que esperaran media hora para liberarse de las ataduras y a uno de los empleados le ordenaron que no diera datos a la policía porque sabían dónde vivía", explicó el vocero gremial. Concluido ese lapso, los tres hombres se comunicaron con Ghioldi, que denunció el atraco en el juzgado de Instrucción en turno y en la comisaría 3ª. El dirigente gremial también comentó que durante este año ya habían sufrido otros robos, pero no de esta magnitud. "Hace un tiempo, mientras un empleado lavaba la vereda se metieron dos tipos y se llevaron una bolsa con medicamentos", dijo Ghioldi finalmente.
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