Aunque con algunos disidencias y con el objetivo de afianzarse y crecer como espacio progresista, el Frente Grande acordó ayer mantenerse en la Alianza según decida cada distrito, en tanto no hizo una declaración formal de ruptura con el gobierno nacional porque esa separación está "ya de hecho". Asimismo, delegó en la mesa nacional de conducción que sesionará este viernes la convocatoria formal al congreso nacional partidario que se realizará en noviembre para debatir el futuro de la agrupación. Los jefes del Frente Grande de cada provincia -en una larga deliberación a puertas cerradas que se prolongó desde las primeras horas de la tarde hasta bien entrada la noche- aceptaron como un hecho consumado el quiebre de la coalición con el radicalismo en la Cámara de Diputados, pero tomaron distancia de esa postura para no agrandar las diferencias con los aliados radicales. "A nivel nacional esta coalición no existe. En el gobierno nacional no estamos, no formamos parte", dijo el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, (titular del FG en el distrito metropolitano). De esta manera, Ibarra dejó en claro que no es necesaria una declaración formal de ruptura y coincidió con otros de sus pares en que el divorcio con el Ejecutivo "es ya un hecho" y hasta confesó que existen "profundas diferencias" con la gestión delarruista "en especial en la política económica del gobierno". Sin embargo, esta declaración fue calificada como "pálida" por algunos de los asistentes que insistieron en profundizar aún más la brecha con De la Rúa y consideraron que "ya no queda espacio para seguir en la Alianza". El jefe de Gobierno porteño se encargó también de dar las definiciones políticas que utilizaron en la reunión los "dialoguistas", para convencer a los más acérrimos partidarios del quiebre de la coalición. Según se supo, el argumento fue que el Frente Grande debe institucionalizarse y crecer como partido para ganar espacio político propio de cara las elecciones del 2003. "No podemos dejar de trabajar en los municipios donde somos gobierno y quizás, si somos buenos en la gestión y nos afianzamos con otros espacios progresistas, podamos pelear alguna gobernación", habrían dicho. Ante los periodistas, el propio Ibarra dio su opinión al respecto al confesar que "nos parece importante sumar, no dividir". El encuentro de la mesa federal nació como una convocatoria de Ibarra y su par bonaerense en el partido, la ex ministra Graciela Fernández Meijide, para frenar los embates rupturistas que adjudicaban a su ex líder, Carlos Chacho Alvarez. En el largo debate la figura de Alvarez salió a relucir, pero no se analizó en profundidad el poder que aún puede conservar en el FG. En forma paralela, algunos de los jefes de distrito como el santacruceño Rafael Flores, el cordobés Horacio Viqueira o el tucumano José Vitar, protestaron porque, al ser también diputados nacionales y ser pública su actitud rupturista no habían sido convocados al encuentro y se había llamado a sus segundos en el cargo. Asimismo, otra figura que ya no está en el Frente Grande fue mencionada en la dura discusión de los frentistas: el ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique a quien algunos acusaron en ausencia de "fogonear" la permanencia del Frente Grande en la Alianza y en el gobierno nacional.
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