Año CXXXIV
 Nº 49.285
Rosario,
martes  30 de
octubre de 2001
Min 11º
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Reflexiones
¿De qué nos asustan?

Elías Soso (*)

Los argentinos estamos sometidos a una larga etapa de depresión económica con su consiguiente secuela de pobreza, marginación, desempleo, desaparición de su otrora poderosa clase media (Pymes) y consecuentemente el desasosiego, desesperanza y abatimiento, ingredientes a tener en cuenta en el agravamiento de esta crisis que hoy soporta nuestro país, con un agregado de falta de confianza en nuestra clase política según se deduce del resultado electoral del 14 de octubre que lamentablemente no legitima ningún poder ni liderazgo.
En medio de esta realidad aparece un hecho feliz que nos hace tener renovadas esperanzas en el desarrollo futuro de nuestra economía. Y no es casual que este acontecimiento salga de nuestra Universidad (en este caso Ciencias Económicas de la UBA) donde por fin se convocan docentes, investigadores, economistas, que no creen que todo está perdido, que todo depende del mercado, que hay que profundizar el modelo, que hay que mantener la convertibilidad (tal como está) y que la competitividad se debe hacer a costa del salario, de los haberes jubilatorios, de los maestros o de los empleados públicos. Sin mencionar que hay que renegociar la deuda externa, rediscutir las tarifas de las empresas privatizadas, recuperar el poder de decisión sobre las políticas monetarias y financieras además del manejo del comercio exterior, "aduanas, aranceles, subsidios", y terminar con una convertibilidad que frustra cualquier intento de reindustrializar al país. Al fin surge un grupo de economistas que nos indican que hay que perderle el miedo a toda programación ordenada que nos saque de este modelo perverso y nos reubique en el camino de la Argentina del trabajo y la producción.
¿Por qué siendo un país potencialmente rico es absolutamente pobre y encima sometido a las "consultoras", que dibujan el famoso "riesgo país" para asfixiarnos financieramente con usurarios intereses, con fórmulas incomprensibles?
Simplemente: a) porque producimos productos primarios (commodities) para la exportación por un lado e importamos productos manufacturados subsidiando el empleo extranjero sin tener una política arancelaria y aduanera que apunte a defender el trabajo nacional.
b) Porque nuestros socios del Mercosur (Paraguay y Brasil principalmente) han devaluado priorizando su propio interés (hecho legítimo que debió ser imitado por Argentina).
c) Porque en toda negociación las partes defienden intereses propios, aunque antagónicos. En nuestro caso, los que negocian la deuda externa argentina son sospechados de ser parte del negocio financiero y el consecuente cobro de honorarios por "los servicios prestados" en cada renovación de la deuda externa. Es indispensable que la renegociación sea con representación de todos los sectores sociales "perdedores". Léase Pymes, obreros y profesionales, principalmente a fin de asegurar la transparencia de la negociación para que se haga a favor de los reales intereses nacionales.
d) Porque hemos desnacionalizado gran parte del aparato productivo nacional y fundamentalmente los servicios públicos y el sector financiero, cuyos costos y tarifas no han seguido el proceso deflacionario que tuvieron los bienes transables en la Argentina, produciendo una fenomenal transferencia de los sectores productivos a los sectores prestadores de servicios y al sector financiero.
e) Porque los "gurúes" de la economía nos asustan con "ojo que se retiran los capitales"; si devalúan se viene "todo abajo", "esto va a ser un caos", cuando en realidad (y a pesar de hacer todos los deberes en los últimos lustros) no hay inversión en Argentina; y todo se vino abajo y estamos encaminados hacia el caos.
¿De qué nos asustan? ¿De que nos pase lo que ya nos está pasando? "Basta de dejar hacer, dejar pasar", de "dios mercado"; retornemos a una economía que termine con el "Estado ausente" y que muy por el contrario participe para orientar y equilibrar las cargas, planificando la otra vía que no es alternativa, sino la única, que es la del desarrollo económico con justicia social, y eso es a lo que apunta este grupo de economistas (entre los que cabe nombrar entre otros a Basualdo, Beccaria, Bekerman, Rofman, Treber, Valle, Lascano, Rapoport, Ferrer, Keifman), que actualmente debate lo que han dado en llamar Hacia el Plan Fénix, como expresión esperanzada de una Argentina posible, de una Argentina con futuro de grandeza.
En medio de tantas incógnitas es buena una respuesta saludable, un no al apocalipsis liberal, y un rotundo sí al futuro.
(*) Presidente Asociación Empresario de Rosario


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