| | cartas A 18 años de la democracia
| El 30 de octubre de 1983 los argentinos recuperamos la vigencia del sistema democrático tras padecer siete años nefastos de dictadura militar. Hace 18 años, acompañando el pleno funcionamiento de las instituciones democráticas, la ciudadanía masivamente se acercaba a participar en partidos políticos y en instituciones intermedias. En lo estrictamente partidario y con el transcurso del tiempo pudo observarse un proceso de mutación donde las viejas y nobles prácticas militantes eran reemplazadas por empresas privadas o donde las plataformas electorales dejaban de ser elaboradas por los cuadros políticos de los partidos para ser confeccionadas por técnicos contratados de fundaciones o centros de estudios de moda. En relación a los cargos electivos o ejecutivos los mismos fueron ocupados la mayoría de las veces por dirigentes que en vez de vivir para la política, vivían de ella, dejando de lado el interés común, impidiendo todo proceso de renovación dado que priorizaban preservar o acrecentar por todos los medios los espacios obtenidos. El incumplimiento de las promesas electorales fue otro de los factores que fue minando la credibilidad de la gente hacia la política y los políticos en nuestro país. En simultáneo cambiaba el escenario de participación de la sociedad y sus interlocutores. Así fue que para los ciudadanos, en lugar de ir a peticionar o defender el patrimonio nacional a través de movilizaciones en las respectivas plazas del país, resultó mucho más cómodo la calidez del living para consumir a través de la tele al formador de opinión de turno en lugar de los líderes políticos. La mala performance electoral de los partidos políticos en general como el malestar expresado a través del abstencionismo y el voto blanco o nulo en los recientes comicios, amerita por parte de la dirigencia política ser analizado con responsabilidad, grandeza y seriedad, sin soberbia ni sectarismos. Solo de esa forma podrá superarse esta crisis de representatividad y desprestigio, posibilitando las correcciones o renovaciones necesarias que permitan recrear la confianza de la gente en los partidos. Carlos Vila, presidente del comité de la Unión Cívica Radical de barrio Ludueña
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