Año CXXXIV
 Nº 49.283
Rosario,
domingo  28 de
octubre de 2001
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Mercados
En el corto plazo, no hay con qué darle a la crisis económica
La dolarización puede devolver la confianza a los inversores externos, pero no en lo inmediato

Salvador Di Stefano

La mala relación entre la Nación y las provincias impidió un acuerdo sobre la coparticipación de impuestos, lo que intranquiliza de sobremanera a los inversores.
Sin embargo, esta discusión resulta absurda, ya que la Nación nunca podrá desembolsar lo que no tiene. Como bien dice el ministro Cavallo: "No se puede cumplir un imposible".
La realidad indica que el discurso del presidente De la Rúa del 9 de julio pasado no fue una amenaza sino una realidad incontrastable. El país se quedaba sin crédito y había que vivir con lo que se recaudaba. Esta afirmación no fue tenida en cuenta en su plenitud por los gobernadores de provincias, que creían que con el solo ajuste del gobierno nacional se solucionarían los problemas económicos. Esto no fue así, y la Nación comenzó a trasladar el problema hacia todos los actores del país.
En verdad, Cavallo sólo conoce un plan en la actualidad, el famoso PPA (Patear la Pelota para Adelante), que se desarrolla de la siguiente manera:
* A las provincias sólo les enviara el dinero que tiene, mientras que la diferencia se saldará en algún momento.
* Por el dinero adeudado emitirá un bono que se denominara Lecon (Letras de Cancelación de Obligaciones Nacionales).
* Las provincias podrán emitir un bono que se denominará Lecop (Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales) para cancelar deudas de proveedores y salarios, y el Estado lo tomaría a la paridad para pagar impuestos nacionales.
* Las provincias podrían renegociar sus deudas con bancos, con 15 meses de gracia, pagando una tasa muy baja y capitalizando la diferencia.
* En cuanto al canje de deuda, no hay nada en la mira. Sólo las AFJP podrían ampliar el plazo de los títulos en su poder (los que vencen en el corto plazo, pasarlos a largo plazo), en tanto que los intereses se capitalizarán en el próximo año.
Este plan consiste casi exclusivamente en asegurarle a los argentinos que el gobierno no tiene más crédito y que el único dinero disponible es para pagar intereses y amortización de deuda, con una cobertura hasta octubre del año 2002.
En este escenario, si no se anuncian nuevas medidas económicas que inyecten una mayor dosis de confianza, el contexto internacional seguirá descontando la posibilidad de que Argentina entre en cesación de pagos, y el gobierno se verá obligado a convivir con un riesgo país de 1.800 puntos promedio, y un mayor recorte en el crédito al sector privado.
En cambio, la posibilidad de que se anuncie una dolarización de la economía podría hacer revivir al mercado de capitales y, en el mediano plazo, se podrían mejorar las expectativas.
En principio parecería que no hay otra posibilidad que la dolarización unilateral. Sería sin ayuda externa, pero si Argentina llega a fin de año cumpliendo sus compromisos internacionales y dolarizando su economía, podría ser una señal muy fuerte para que desde el exterior nuestro país aparezca nuevamente en el mapa de las inversiones.
No hay que esperar nada en el corto plazo. Las acciones seguirán en los niveles actuales, al igual que los títulos públicos. Parecería que no hay magia posible para dar un vuelco importante a la situación. Sin embargo, como dice el ministro Cavallo, "la vida continúa" y cada día que pase estará más cerca de la salida. Seguramente, los ajustes de hoy repercutirán en beneficios mañana, siempre y cuando el gobierno no viole ningún derecho de propiedad.
Evidentemente, desde el exterior no hay confianza ciega, despertarla demandará algunos meses más y en el interín habrá que convivir en un escenario hostil.
Es necesario trabajar arduamente para bajar la tasa de riesgo país y, por ende, la tasa interna lo más rápido posible. Sin embargo, la tarea es muy ardua y en el corto plazo las inversiones conservadoras son las más apropiadas.
Los plazos fijos están mostrando niveles de tasa muy atractivos. Por grandes montos se paga un 20% en pesos y un 15% en dólares, mientras que para el inversor más pequeño, tasas del 12% en pesos y 9% anual en dólares también lucen positivas en una economía en donde los precios no paran de caer.
En este escenario, se puede concluir:
* No hay que esperar nada extraordinario en la actual coyuntura, ya que se profundizará el corte de crédito y los gobiernos provinciales y municipales comenzarán un ajuste muy severo en el gasto.
* Los títulos públicos y acciones permanecerán en los niveles actuales.
* La tasa de interés para los ahorristas seguirá alta, y será la mejor opción.
* La economía está en déficit cero, por eso la postergación de pagos será natural.
* La dolarización es una condición necesaria pero no suficiente para restablecer la confianza.
* La salida de la crisis no resulta una misión imposible. La vida continúa y hay esperanza.


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