| | cartas Legisladores triunfantes
| En las elecciones pasadas se eligieron diputados y senadores nacionales y en el escrutinio se sumaron solamente los votos positivos, sin considerar los que se impugnaron, que hubieran bajado considerablemente los porcentajes que se computaron y más aún si se tuviera en cuenta el padrón electoral donde también figuran los que ni siquiera desearon presentarse y que sumados representarían la verdad de los sentimientos argentinos. Ellos ganaron y parecería que no recuerdan que la bronca hacia los legisladores viene desde hace años, y en general sin considerar nombres ni partidos, disgusta: su forma de sesionar, sus peleas, su refugio para no producir quórum, su politiquería. Los que no abren la boca, los ñoquis, sus sueldos abultados y su resistencia a disminuirlos, las asignaciones extras sin control, sus gastos y viajes gratuitos y con un final sensacional: jubilaciones de privilegio. Es demasiado gasto para un país y se puede agregar que son pocas las horas de labor legislativa en el año. En la Argentina tenemos tres poderes autónomos. No se entiende entonces que alguno de los legisladores que ganaron con un porcentaje que no es real hablen muy eufóricos, exigiendo cambios al Ejecutivo. ¿Qué poder creen que obtuvieron con las elecciones últimas? ¿la Presidencia de la Nación? Haidé de Garello
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