El filme documental "Cuba feliz" del director Karim Dridi; y "Soy yo, el ladrón", la película polaca ganadora del Festival de Mar del Plata, los dos estrenos de esta semana en los cines de Rosario en la mira de Escenario.
"Cuba feliz"
Lo más complicado para "Cuba feliz" es salir de la sombra de "Buena Vista Social Club", de Wim Wenders. Sin duda, la intención del director Karim Dridi fue otra, pero el poder de los músicos revelados por Ry Cooder (promotor y productor del disco de "Buena Vista") y el cineasta alemán opaca a la troupe de "Cuba feliz".
La película de Karim Dridi es un relato documental que sigue el peregrinaje del cantante Miguel Del Morales, apodado el Gallo. El músico recorre Cuba para cantar donde se le dé un lugar. Y de esa manera se convierte en un emisario de los sonidos, que logra reunir a su alrededor a todo tipo de gente para que lo acompañe en sus improvisaciones.
En ese sentido, "Cuba feliz" es una gran zapada. Todos cantan y aportan sabor a las reuniones de vecinos que, curiosamente, parecen no tener que trabajar nunca.
A pesar de algunos momentos de aburrimiento, el documental consigue interesar y marcar una mínima diferencia con "Buena Vista". La diferencia es señalar el carácter popular de la música, aunque a veces es excesiva la otredad que el director francés quiso mostrar en el documental, pagando un tributo a la antropología como ciencia a favor de los conquistadores.
Cal: 3 estrellas \F.T.
"Soy yo, el ladrón"
Cuando se va a ver una película ganadora de un festival de clase A, como es el de Mar del Plata, se espera al menos algo de originalidad. "Soy yo, el ladrón" no cumple ni siquiera ese mínimo. Es un filme olvidable, no por su baja calidad sino por su calidad estándar. Está bien filmada, las actuaciones son regulares y la historia es apenas interesante. Por ello es seguro que, al tiempo de verla, ya nadie recuerde esta película.
Ser la ganadora del festival marplatense le juega en contra a una historia llena de buenos deseos, que quiere ser crítica y a la vez optimista, y lo que resulta es un mensaje más o menos obvio, sin emoción. Es un producto cercano, en su versión polaca, al mundo de Hollywood y sin nada de diferente, a excepción del idioma.
El protagonista es un muchacho que roba autos porque quiere una vida feliz. El director no consigue despertar el interés por las trivialidades de la historia, que se desarrolla en un marco grave. Entonces, esa gravedad (entre otras cosas, el alcoholismo de los padres de Huevo, el protagonista) no tiene contrapeso y el filme queda despedazado en dos mundos sin conexión. Se puede esperar hasta el final para ver si de una buena vez Bromski toma el toro por las astas, pero ni la cornada ni el toreo se producen. Es un toro mansito, que puede pasar sin pena ni gloria.
Cal: 2 estrellas \F.T.