Orlando Verna
El trabajo de John Watson fue el de narrar los misteriosos acontecimientos protagonizados por Sherlock Holmes. El antecedente literario de "Elemental Watson", el programa periodístico que todos los martes a la madrugada intenta recrear el arte de la deducción del personaje de Sir Arthur Conan Doyle, en medio de un escenario diferente. La calles de Londres sobre el fin del siglo XIX se transformaron en los barrios de una Rosario empobrecida, los faroles a gas se convirtieron en luces de neón y vapor de sodio, y los coches tirados por caballos hoy son veloces automóviles. Pero algo no cambió. La necesidad de explicar quizás lo inexplicable, de poner en un papel o en una pantalla de televisión las conclusiones de una inferencia donde, muchas veces, la lógica no otorga seguridad alguna. Con ese procedimiento de doble filo juega "Elemental Watson" desde que, pasada la hora 0 del 11 de septiembre pasado, se sumó por primera vez en sus interrumpidas cuatro temporadas, a la programación de la televisión de aire por el Canal 5. El envío, ganador de un premio Martín Fierro, pretendió mantener intacto el espíritu investigativo de su primer ciclo en el cable, que se extendió entre mayo del 95 y abril del 98, y lo consiguió. Primero "Strippers" puso en la vidriera mediática a los trabajadores y a los comerciantes del desnudo, rompiendo a través de una simple mateada, el aura intocable de esos dioses y diosas sin ropas. Luego "Policía" puso en cada platillo de la balanza a víctimas y victimarios indiscriminados de la violencia cotidiana y "Paranormales" se calzó el velo místico de lo desconocido. Los tres primeros capítulos anunciaron el formato que luego se solidificaría: una cuidada elección de los testimonios y una esmerada edición del material visual, condimentado con un viaje en taxi con personajes famosos, placas con frases alusivas al tema en cuestión y dibujos animados. Roberto Fontanarrosa, Eduardo González Garrido y Lito Cruz se pasearon por la ciudad desgranando respectivamente cada uno de los temas centrales y aportando un tufillo de infinito cemento a una esforzada producción on road por las calles de la ciudad. Más tarde, "Estimulantes" se constituyó quizás en un capítulo paradigmático del programa por el valor antropológico de los testimonios, una marca imborrable del género periodístico que "Elemental Watson" pretende abordar: la crónica urbana. La crudeza de los ex, actuales y new drogadictos y el discurso médico-jurídico sobre el asunto generaron un choque de significaciones propio de la mejor cobertura televisiva, sin olvidar la efectiva participación de Eduardo de la Puente. Sin comentarios desubicados, ni apologías, ni detracciones, el programa entró en el terreno fangoso de la "Invasión china" y hasta fue acusado de xenéfobo (Cartas de los lectores de La Capital, 25/10). Marcos Zucker a bordo del taxi pareció forzado a hablar, y Eduardo Blanco se rió de sus manías de higiene en "Basura" donde se mostró el mal olor de algunas políticas ambientales. Aunque parezca mentira Sherlock Holmes sigue hoy recibiendo una treintena de cartas por mes en la dirección que le otorgara en Londres la efervescente imaginación de Conan Doyle. A lo mejor, un indicio de la necesidad de hallar respuestas, o de por lo menos saber que el mundo no está sólo hecho de cosas visibles. De que hay una realidad pronta a ser descubierta, con trazos de literatura como aquel Watson o con secuencias televisivas como éste. Cal: 4 estrellas
| En el taxi de Roberto Caferra viajan celebridades. | | Ampliar Foto | | |
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