Año CXXXIV
 Nº 49.283
Rosario,
domingo  28 de
octubre de 2001
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Habla el economista que no pudo disertar la tarde del escrache
Alejandro Rofman: "Salvo en la época del Proceso nunca antes me habían impedido hablar"
El catedrático es creador del Proyecto Fénix, una propuesta para enfrentar la crisis económica

Laura Vilche

Rosarino, docente universitario desde hace 41 años, doctor en Economía, investigador del Conicet, profesor en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y la de Buenos Aires (UBA). Alejandro Rofman dialogó con La Capital y expresó lo que no pudo la tarde del lunes pasado, cuando el gremio docente le hizo un escrache al profesor Hugo Quiroga durante el inicio de un seminario. Rofman fue invitado a participar del panel que tuvo lugar en la sede de Rectorado para debatir la crisis de la educación superior, pero la acción impulsada por el gremio opacó la iniciativa académica: todo terminó a golpes, insultos, escupidas y con la interrupción del seminario. El economista, quien se reconoce como un viejo militante del socialismo de Alfredo Palacios, dijo que nunca antes -en todos sus años de docencia y de militancia- alguien le había prohibido hablar, "salvo -aclaró- en el 76, durante el Proceso, en la intervención de la Universidad". Junto a otros conocidos economistas y profesores de la UBA como Aldo Ferrer, Oscar Oszlak, Eduardo Basualdo y Mario Rapoport, Rofman creó el Proyecto Fénix, "Una estrategia de reconstrucción de la economía argentina para el desarrollo con equidad".
-¿Cómo vivió el episodio del escrache?
-Sentí que no pude dar cuenta de las ideas que llevaba en mi portafolios. Creo que no hay que amplificar el hecho para evitar que este grupo pequeño de gente que fue a protestar se ponga en el centro de la escena. La ciudad de Rosario tiene miles de alumnos que estudian pacíficamente, y allí había sólo unos 40 jóvenes. También había un grupo de docentes y varios de ellos pidieron orden y que se dejara hablar. Pero allí hubo un acuerdo tácito no cumplido, entre seres humanos civilizados debemos escuchar y ser escuchados. Más en un ámbito de intercambio de ideas como es la Universidad, cuya etimología remite a universo, por el universo de ideas, de todas las ideas que son válidas y legítimas, dignas de ser confrontadas científicamente, no dogmáticamente. Esta gente fue dogmática porque decir su verdad y luego no aceptar otras es salirse del ámbito de reflexión.
-Usted sabe que el escrache fue decidido por el gremio docente tras las opiniones sobre la crisis universitaria vertidas por el profesor Hugo Quiroga a este diario.
-Me contaron que fue así y creo que las opiniones no deben generar ira, sino reflexión. Ese es el trabajo de una universidad, desarmar argumentos con argumentos mejores, de lo contrario se va a un ring de box.
-Días previos al escrache el gremio criticó que el panel estuviera integrado por gente con un pensamiento único ligado al neoliberalismo.
-No es así, en el seminario había docentes con distintos pensamientos y si así no hubiese sido, si el panel hubiese sido monocolor, estaba todo el público en capacidad de exponer su programática y de rebatir con sus mejores fundamentos.
-Usted dijo que en todos sus años de docencia nunca había vivido un episodio así.
-¿Sabe cuándo me impidieron hablar y no dar clases? En el 76, durante el Proceso, durante la intervención a la Universidad. Y en el fondo esta gente tiene el mismo germen que un procesista, porque no tolera opiniones que supuestamente son contrarias, y en realidad son opiniones académicas. Yo nunca me dediqué a otra cosa que a escribir y decir lo que pensaba, a algunos no les gustó, me quedé sin trabajo y me fui del país.
-Usted venía a presentar el Plan Fénix. ¿Puede contar qué no pudo escuchar la gente esa noche?
-El documento es un aporte a la reflexión común acerca de los problemas centrales de la economía argentina y una formulación de propuestas que permitan enfrentar la crisis. Allí planteamos que no es más tolerable seguir patrocinando un proyecto económico en la Argentina basado en la especulación financiera. El sector financiero es un sector de soporte, de servicio de la producción, por ende hay que volver decididamente al respaldo de un proyecto productivo, de empleo y de ingreso, que en todos los casos suponga un proceso autosostenido de crecimiento. No puede ser que la única propuesta política y estrategia económica sea refinanciar la deuda.
-Como docente de la Universidad pública, ¿cree que el arancel es una salida económica pertinente para salir de la crisis de la educación superior?
-No, para nada. Estoy a favor de la educación gratuita. Lo educativo es un atributo que todo ser humano debe tener para avanzar en su calidad de vida, un herramienta que asegura la igualdad de oportunidades y de la que debe dar cuenta el Estado. Debe seguir en pie una oferta universitaria fuera del mercado y también una privada para que vaya allí el que quiera y pueda pagar.
-¿Cómo podemos tener una Universidad pública de calidad con tan bajo presupuesto?
-Tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para que la intención de disminuir los recursos no tenga éxito. Hay un proyecto del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para que el Congreso sancione una ley garantizando la intangibilidad del presupuesto universitario y que no se pueda disminuir. Esa me parece una propuesta concreta.
-Para muchos, un nuevo recorte presupuestario a la Universidad conduciría a dos únicos caminos: el arancelamiento o el cierre de las facultades.
-En realidad, nuevos recortes conducirían a gran parte de la comunidad argentina a un empobrecimiento terminal. Acá están en juego la dignidad humana. La perversión de este modelo económico sólo es comparable a la de la dictadura, en cuanto a la eliminación física de sus oponentes.
-¿Cree que se puede seguir sosteniendo un ingreso irrestricto en la universidad pública argentina?
-El del ingreso irrestricto es un tema relativo en Buenos Aires, donde hay ciclo básico común, una forma de asegurar cierta igualación de conocimientos básicos para todo futuro estudiante que actúa como un proceso de selección. En camino del ciclo básico quedan más de la mitad de los que hubieran ingresado a primer año en forma directa. Creo que es un buen mecanismo, que no excluye a nadie pero asegura que el que entre tenga nivel. Ni el ingreso ni el arancelamiento deben ser temas tabú en la Universidad, todo debe discutirse, a lo mejor el tiempo nos hace cambiar de opinión, pero vale la pena generar el debate.



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