| | Rápida resolución de la artroscopía de hombro
| En la especialidad de ortopedia y traumatología existe una patología muy común, invalidante y que afecta especialmente a jóvenes deportistas. Se trata de la luxación recidivante del hombro, es decir, luego de un episodio de luxación traumática o salida del hombro, se sigue luxando varias veces, cada vez con menos violencia, incluso con movimientos habituales, diarios o durante el sueño. Esto constituye una alteración no sólo funcional sino anatómica, con una lesión de las estructuras que proveen la estabilidad de la articulación, como el labrum o rodete glenoideo, la cápsula articular y los ligamentos glenohumerales. Los refuerzos capsulares extendidos entre la extremidad superior del húmero y la escápula son verdaderas "hamacas" que sostienen la cabeza del húmero durante los movimientos extremos, especialmente las elevaciones del brazo y las rotaciones del mismo. Durante años, la luxación recidivante o habitual del hombro se ha tratado mediante cirugía a cielo abierto, con grandes incisiones, requiriendo suturas de partes blandas periarticulares cápsulo-musculares y colocación de topes óseos, dejando como secuela habitual la disminución del movimiento, que aunque mínino, es importante, además de ser una cirugía más dolorosa, con mayor pérdida sanguínea. Probablemente el mayor avance tecnológico en la traumatología ha sido el desarrollo de la artroscopía como una herramienta disponible para el diagnóstico y el tratamiento de las patologías intraarticulares. El desarrollo de la artroscopía en el hombro ha ido por detrás de su aplicación en la rodilla. Fue en la década de los 80 cuando el empleo de la artroscopía en el hombro proporcionó un mayor conocimiento de la patología intraarticular y además se convirtió en una herramienta disponible para el tratamiento de muchas patologías comunes. Esta tiene por finalidad obtener los mismos resultados finales pero con una enorme disminución de la invasión orgánica. Se trabaja a través de pequeños orificios en la piel, eliminando las cicatrices y sus complicaciones. Está demostrado estadísticamente que, tanto el tiempo quirúrgico como el de internación, son menores, así como también, el consumo de analgésicos. El tratamiento de la inestabilidad del hombro es un problema en el que es necesario determinar el tipo y gravedad. No existe un tratamiento para todos los pacientes; cada caso requiere una programación especial. La cirugía tradicional todavía goza de buena salud en la resolución de algunos de estos problemas. Sin embargo, existe un grupo de inestabilidades en las que la cirugía artroscópica tiene una especial indicación y fundamentalmente, gran futuro. Roberto Sarotti Especialista en Ortopedia y Traumatología.
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