Sala de prensa del Madison Square Garden en pleno corazón de Manhattan, Nueva York. 24 de octubre de 1996. Ella, morocha, esbelta, se paró con firmeza frente a unos 150 periodistas y anunció que comenzaría una vida "normal", sin tenis profesional, sin presiones y con el objetivo de desarrollarse como empresaria. Cinco años pasaron desde aquel anuncio de Gabriela Sabatini, la mejor deportista que dio la Argentina, con una imagen intachable en el exterior y tal vez más respetada fuera que dentro del país. Sabatini, cuya imagen hoy sigue siendo un excelente negocio para varias empresas en el mundo, se hartó de las presiones del tenis y sus alrededores. Pegó el portazo y comenzó a vivir de una forma diferente. Aquella vez explicó que se sentía hastiada del circuito y que aquella lesión que la sacó de la cancha por un par de meses a mediados del 96 le había permitido ver la vida de diferentes maneras. Gabriela logró muchísimo en esta disciplina. Fue una figura de tenis delicioso dentro de la cancha, técnicamente fue la mejor de su época. Es idolatrada en los lugares más diversos del planeta, su imagen en Asia es muy fuerte. Es adorada en Italia, Alemania (la tierra de su archirrival, Steffi Graf) y Estados Unidos. De hecho, en el mismo Madison donde se retiró y ganó dos Masters, Sabatini, ante un estadio repleto, fue la favorita del público ante las estadounidenses Jennifer Capriati y Lindsay Davenport, por ejemplo. Pero en la Argentina, en la hiperexistista Argentina, no conformó porque solamente fue la tres del mundo. Muchos osaron discutirla porque no le ganaba más seguido a Graf (Gaby fue la que le ganó más veces a la alemana en el profesionalismo, 11 veces), seguramente los mismos que tildaron de cagón a Carlos Reutemann porque no fue campeón del mundo sobre un Fórmula Uno que andaba "sólo" a 300 kilómetros por hora. En 1984 se coronó campeona mundial juvenil. Disputó 213 torneos, de los cuales consiguió 27. Fue finalista en 28 ocasiones, semifinalista en 57 y llegó a cuartos 39 veces. Ganó el abierto de Estados Unidos de 1990. En dos oportunidades se adjudicó el Masters femenino (88 y 94). Además, como si esto fuera poco, Gaby ganó la medalla plateada en los Juegos Olímpicos en Seúl 1988, en lo que constituyó la mejor actuación de un deportista argentino entre 1977 y 1995. Hoy, cuando el tenis femenino argentino está pasando su mejor momento desde su retiro, aún se la extraña demasiado, pero Sabatini, más allá de que se mire con gran esperanza a la Pitu Salerni, habrá una sola y ya no se la disfruta dentro de una cancha hace un lustro. Justamente el tiempo que ha pasado agiganta sus logros y se los empieza a valorar y más de uno piensa... ¡qué bueno sería tener hoy a media Sabatini! (DyN)
| Alejada de los Courts, Gaby se dedica a su empresa. | | Ampliar Foto | | |
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