| | cartas Perros vagabundos
| Difilmente uno pueda atreverse a pegar un reto a alguna persona que abre las bolsas de residuos en busca de sobras para comer o algún elemento que le ayude a transformar luego en unas monedas. Pero en los barrios, aunque los residuos se sacan bien entrada la noche, en cuestión de minutos son destrozados por los perros hambrientos que pululan por doquier. Con la excusa de que no se producen casos de rabia, las áreas municipales que otrora se dedicaban a cuidar que no hubiera animales sueltos parecen hoy haber desaparecido. Si la Municipalidad no puede eliminar físicamente a los perros sin dueño al menos que se tome el trabajo de capturarlos y mantenerlos en algún sitio adecuado donde no causen tantos trastornos. Filomena S. Castro
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