Washington y Kabul. - Fuerzas especiales estadounidenses lanzaron ayer los primeros ataques terrestres contra el movimiento talibán de Afganistán y sufrieron dos bajas, mientras el temor al ántrax crecía tras encontrarse rastros de la bacteria en la Cámara de Representantes (ver página 22).
El jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano dijo ayer que las fuerzas especiales, que no encontraron significativa resistencia, "atacaron y destruyeron blancos" en Afganistán, mientras el Pentágono mostró un video de las tropas tomando una base aérea. Al iniciar la guerra terrestre, las fuerzas "se preparan para futuras acciones" contra blancos "que se sabe ocultan a los terroristas", dijo el general Richard Myers. Añadió que los operativos se realizaban "sin interferencia significativa por parte de las fuerzas talibán".
Los militares estadounidenses, que tuvieron sus primeras víctimas en acción cuando se accidentó un helicóptero que apoyaba la operación terrestre cerca de la frontera con Pakistán, dijeron que sus fuerzas se movieron en Afganistán sin oposición mayor y que estaban en preparación nuevas acciones. El presidente estadounidense George W. Bush, quien se encontraba en China en la cumbre Asia-Pacífico, dijo que los dos soldados no murieron en vano. El presidente rehusó comentar los detalles de la ofensiva, pero dijo: "Estoy satisfecho por el alcance de muy buenos progresos" generales en la operación.
Por su parte, Myers dijo que "es absolutamente falso" que el helicóptero fuera derribado, y añadió que "está demostrado fehacientemente que el Talibán miente". Los comandos norteamericanos destruyeron depósitos de lanzagranadas, ametralladoras y municiones, y causaron bajas a las fuerzas talibán, dijo Myers. El general del aire dijo que dos objetivos importantes eran la pista aérea y un centro de control y mando cerca de Kandahar. Tras señalar que la misión fue "un éxito", dijo que el dirigente talibán, mulá Mohammed Omar, vivía en el centro de control tomado.
Saltos en la oscuridad
El Pentágono mostró filmaciones de la operación, incluyendo dramáticas imágenes de saltos nocturnos de paracaidistas, y funcionarios dijeron que las tropas habían "atacado y destruido objetivos asociados con las actividades terroristas y el comando del Talibán". Luego de casi dos semanas de ataques aéreos, una de las operaciones terrestres de los Rangers y otras tropas fue contra un centro de comando y control cerca del bastión del movimiento talibán de Kandahar y otra contra un campo de aviación, ambos sitios en el sur de Afganistán.
Pero el Pentágono admitió que en estas primeras operaciones terrestres no fueron capturados líderes del talibán ni el grupo Al Qaeda del disidente de origen saudita Osama Bin Laden. La operación terrestre inició una nueva fase de una campaña que según EEUU sólo terminará con la muerte o captura de Bin Laden y sus seguidores, principales sospechosos de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, y la caída del movimiento Talibán que los ha protegido desde 1996.
El ministro de Educación del Talibán, Amir Khan Muttaqi, dijo que no podía descartar la posibilidad de que combatientes de esta organización hayan derribado al helicóptero, pero esto fue rechazado de plano por el Pentágono, que definió al suceso como un accidente.
Momentos de sacrificios
Bush dijo que el pueblo estadounidense debe esperar "momentos de sacrificio" en la campaña militar iniciada el 7 de octubre con ataques aéreos y de misiles contra las posiciones del Talibán y afirmó ante hombres de negocios en Shanghai que "nuestros enemigos son asesinos con alcance mundial". El Talibán permanecía desafiante, diciendo que no renunciará a su fe musulmana ni entregará al hombre más buscado en el mundo, Bin Laden, a quien considera un "huésped".
Mientras las fuerzas estadounidenses ingresaban a territorio afgano en la primera operación terrestre conocida, la aviación de la alianza "antiterrorista" mantenía su dominio en los cielos, atacando Kabul y Kandahar. Una nave, que por su sonido parecía un helicóptero, sobrevoló la capital afgana, Kabul, dos veces en la noche del sábado, mientras había movimiento de tanques en las calles de la ciudad envuelta en tinieblas, dijeron testigos.
Un comandante talibán de alto rango dijo ayer que los soldados estadounidenses son demasiado blandos para enfrentar los rigores de combates en tierra en Afganistán y que la campaña aérea ha infligido pocos daños en las defensas de su país. En una entrevista publicada por el diario paquistaní The News, el mulá Jalaluddin Haqqani dijo que cerca de 25 soldados del Talibán han sido "martirizados" en la campaña estadounidense. "Esperamos ansiosos a que las tropas estadounidenses desembarquen en nuestro suelo, donde los recibiremos a nuestra propia manera", dijo Haqqani, según la publicación. a(Reuters, AP y DPA)