Año CXXXIV
 Nº 49.276
Rosario,
domingo  21 de
octubre de 2001
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El titular de la UIA alertó sobre los riesgos de la sobreproducción mundial
De Mendiguren: "Hay que proteger lo que quedó"
El jefe de los industriales quiere crear consenso en torno de un "modelo superador" al vigente

"Argentina debe proteger lo que tiene, porque los industriales que llegaron hasta acá son los que hicieron toda la reconversión necesaria". José Ignacio de Mendiguren, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), presentó un escenario económico complicado por la recesión mundial, a partir de la cual "sobra producción que buscará cualquier mercado para invadir". Puertas adentro, las cosas no pintan mejor: una depresión de cuarenta meses y un círculo vicioso de ajuste y caída de la recaudación en medio de una crisis de representatividad política. Para ello, la receta es recrear "un fuerte consenso en torno de un plan de crecimiento a largo plazo que debe empezar con un shock de demanda y redistribución". Aranceles, reintegros, bonos provinciales, reestructuración de la deuda, compensaciones frente a la devaluación brasileña. Todo esto sirve, a su juicio, para resolver los problemas de "distorsión de precios relativos, revaluación cambiaria y falta de crecimiento". El hombre que consolidó la ruptura ideológica entre la central fabril y el programa económico dominante en los 90, se reunió esta semana con los dirigentes de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), tomó nota de la dramática situación del sector en el interior y terminó pronunciándose a favor de "un modelo superador al que está actualmente en vigencia".
-¿Qué mensaje se lee de las últimas elecciones, a nivel de política económica?
-La crisis es económica y política. Las elecciones del otro día demostraron que la gente no está conforme con la propuesta que la política le ofrece, encuentra que esto no anda pero no ve con claridad cuál es la propuesta para cambiar. Entonces, la frustración se nota en el voto. La situación es muy compleja, son 40 meses de no crecimiento. Para la industria es particularmente complicado porque la recesión se da en un contexto de deflación de precios con caída de volúmenes. Esto conforma un cóctel muy difícil, a lo que se suma en los últimos meses un corte muy fuerte de financiamiento y de la cadena pagos.
-¿Y qué hay que hacer?
-Hay que actuar fundamentalmente en tres frentes. Un fuerte recorte de la tasa de interés para el endeudamiento provincial, para que con esa plata las provincias puedan pagar salarios, que para nosotros significa demanda. Sería muy importante también una reestructuración de los intereses de la deuda externa y un plan de refinanciamiento para las deudas del sector privado. Esto no se hace con medidas aisladas sino con un plan sustentable que apunte a resolver los problemas de competitividad, precios relativos y revaluación de la moneda. Además hay que tener una política de comercio exterior que proteja nuestro mercado
-¿Es hora salir de la convertibilidad?
-La falta de competitividad de la economía argentina se puede modificar por muchas vías. Una es modificar aranceles y reintegros, lo que permite mejorar el tipo de cambio real de la economía. La Argentina debe aspirar en el mediano plazo a ser un país normal del mundo, dejarse de inventar fórmulas. Eso incluye proteger a la industria, como hacen todos los países. El escenario mundial es muy complejo y amenazante después de los atentados en Estados Unidos. Hay una recesión mundial y sobra producción. En el sector siderúrgico hay 25 millones de toneladas que Estados Unidos rechazó y que están por el mundo buscando mercados para invadir. Argentina debe proteger lo que tiene porque los industriales argentinos que llegaron hasta acá, después de los últimos nueve años, son los que han hecho toda la reconversión necesaria. El propio Cavallo realizó este diagnóstico cuando habló de las dificultades que provocaba la revaluación de la moneda. Por eso avanzó en medidas como el factor de empalme y los planes de competitividad. El problema es que la crisis se llevó estas medidas por delante y ahora hacen falta anuncios fuertes.
-¿Y eso lo puede hacer Cavallo?
-Más que de hombres, esto es un problema de planes. Lo cierto es que se necesita un nuevo consenso político que permita llevar adelante un proyecto permanente de crecimiento.
-¿Existe ese consenso con el nuevo mapa político después de las elecciones?
-Nosotros mantenemos contactos con todos los dirigentes políticos, y entendemos que ellos también ven que es necesario buscar alternativas a esta situación. Es evidente la necesidad de avanzar en una etapa superadora de lo que hoy está planteado como política económica vigente.
-Pero el escenario es sumamente complejo. Si se quiere mantener la convertibilidad y el déficit cero, no hay mucho margen para soluciones alternativas.
-Por eso digo que esto no se soluciona con una medida sino con un plan que ataque todos los frentes al mismo tiempo: el tipo de cambio, la recesión y la falta de competitividad. Lo fundamental es entender los problemas que llevaron a la Argentina a este lugar. Uno es el de los precios relativos. Hoy la producción local, para poder competir con los productos internacionales, debe lograr costos internacionales en el capital, en servicios y en impuestos. Corregido esto se necesita una política de comercio exterior que no permita la competencia desleal. El otro gran tema es que Argentina necesita demanda para salir. Hace falta un shock de demanda y un shock redistributivo.
-¿Y se puede hacer esto con déficit cero?
-Sin demanda y sin crecimiento no hay número que le cierre a la economía. Hay que buscar el equilibrio fiscal pero el déficit cero como herramienta es de dudoso efecto ya que el ajuste se hace vía la reducción de salarios y proveedores, lo cual profundiza la caída del nivel de actividad y la baja de la recaudación. Por lo tanto, la próxima foto se saca recortando más. Esto es procíclico y lo que se necesita es cortar este círculo vicioso que va hacia abajo.
-¿La tercera moneda, los bonos provinciales, puede ayudar a la reactivación?
-Hablo del caso que conozco, que es el de la provincia de Buenos Aires. No es que tenía una serie de alternativas y eligió emitir el patacón. En realidad no tenía otra posibilidad. Ante la imposibilidad de pagar contrae esta obligación a través de un título que yo no llamaría moneda sino medio de pago, que tiene un plazo determinado y es emitido por un monto determinado. Si esto permite crecer y con ese crecimiento se solventa el rescate de los bonos a los dos años, es una alternativa.
-¿Puede ayudar a resolver los problemas de demanda y competitividad?
-Puede significar una mejora si es bien administrado y controlado, porque genera crecimiento y permite al emisor rescatarlo a su vencimiento. Ahora, si la emisión es descontrolada, puede ser perjudicial.



De Mendiguren propicia un "shock de demanda".
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