Año CXXXIV
 Nº 49.276
Rosario,
domingo  21 de
octubre de 2001
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Venecia: Factoría cultural
Arquitectos, músicos y escultores dejaron su impronta en la bella ciudad italiana

Una leyenda dice que los Vénetos son descendientes directos del troyano Antenore, quien en el 1184 a.C. fundó la actual ciudad de Padua, en el norte de Italia.
La región Véneto, cuya capital es la bellísima Venecia, está en el noroeste de la península itálica, asomada a las azules aguas del Adriático. Tiene una superficie total de 18.378 kilómetros cuadrados, de los cuales 10.365 son de llanura, 2.628 de colinas y 5.385 de montañas.
Italia está universalmente considerada como la cuna de la cultura y del arte. Buena parte de esta fama se la debe a la región del Véneto, que a través de los siglos ha sido la cuna y el refugio de pintores, escultores, arquitectos, músicos y literatos. No es casual que desde hace más de cien años la Bienal de Venecia se impone como una de las más importantes "fábricas" culturales del mundo.
La historia relata que hace 2.500 años en esa región ya había actividades agrícolas y pastoriles, que fueron las iniciadoras de intercambios comerciales con los pueblos fronterizos, contactos que también propiciaron el intercambio cultural.
Así se fue desarrollando la civilización paleovéneta que derivó en la formación de importantes poblacionales en sitios estratégicos de las principales vías de comunicación, convirtiendo a los venetos en mediadores comerciales y culturales. Y la alianza que establecieron con el imperio romano fue fundamental para que su territorio fuera reconocido como enlace entre las nuevas ciudades que surgían y las vías comerciales.
La aparición de los Hunos, liderados por Atila, y de los Longobardos, encabezados por Alboino, obligaron a los venetos a refugiarse en las costas adriáticas. Ese fue el origen del primer núcleo urbano de Venecia.
Al culminar el primer milenio, Venecia ya tenía una fisonomía estatal y comenzaba a ser una potencia militar, sobre todo en el mar, donde unas cuantas batallas garantizaron el libre tránsito por el Adriático del tráfico comercial que los sustentaba.

La Serenísima
Pero al caer Constantinopla y disolverse el imperio bizantino, Venecia consolidó su poder político, económico y cultural y obtuvo, en 1454, la unidad política del territorio veneto.
De ese modo, La Serenísima, como se la llamaba a Venecia, se convirtió en una república "marinara" y en punto de unión entre los mercados de Oriente y Occidente, en especial en el comercio de la seda y las especias, que le sirvieron para extender su dominio hacia poblaciones del Mediterráneo oriental.
La Universidad de Padua fue fundada en 1222, inmediatamente después de la de Bolonia. Es una de las más antiguas del mundo y constituye para la región y Europa, un centro cultural y científico de enorme importancia, especialmente para la medicina y las matemáticas, pero también para las artes, la música y las letras.
En Padua se comenzó a construir la grandiosa basílica dedicada a San Antonio, y también allí el Giotto dejó testimonio de una de sus mejores obras pictóricas en la Capilla de Scrovegni.
Venecia también respondió a la grandeza artística paduana con el Palacio Ducal; Verona lo hizo con el Castelvecchio, y en el resto de la región trabajaron artistas del prestigio de Donatello, Andrea Mantegna, los Bellini, los Vivarini y Pisanello. Después sobrevino la época de las grandes escuelas que hicieron de Venecia el foco de atracción para artistas como Veronese, Tiziano, Tiepolo, Tintoretto y Canaletto, entre otros.
La Venecia actual es una ciudad mágica y extrañamente caprichosa. A pesar del turismo que la invade sin cesar, conserva un aire religioso. Los visitantes que la recorren perciben la cercanía de su historia y de los antiguos venecianos. Tal vez sólo sea un efecto de sombras y reflejos; tal vez lo más notable de todas sus cualidades sea este sentimiento de unión con el pasado. La vida social se concentra en la Plaza de San Marcos, dominada por la imponente Basílica y el Palacio Ducal. Aunque el primer patrono de la ciudad fue San Teodoro, en el año 828 fue sustituido por San Marcos el Evangelista, cuando dos comerciantes trajeron sus restos desde Egipto.
También están en esa plaza los Cuatro Caballos, que llegaron desde Constantinopla con las cabezas separadas de los cuerpos. Pero es en el Palacio Ducal donde se guarda con más celo la historia de los venecianos, registrada en las obras de los grandes maestros del Renacimiento. (Télam).



La vida social se concentra en la plaza San Marcos.
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